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28 febrero 2011

Explicación no pedida





Por MauVenom



Pensamos en silencio como ausencia pero puede ser espacio, no que falten palabras sino orden, incapacidad para describir el cuadro, compromiso (intuitivo) de mantener el plan secreto.


Se disipan los recuerdos y queda un documental inútil, dejé de preguntar a los hombres y hablo ahora con los miembros de una secta clandestina.

Sigo aquí.

Renuncié al enunciado pero no a las letras, si se puede. Descubro un poder auditivo que a cambio me ha quitado la tercera dimensión y como viejo hermeneuta ordeno glifos cuando mi espíritu ya sólo ocupa señales e ideogramas.

Tengo en mis manos la llave de una puerta a la que no encuentro combinación.

Me voy convirtiendo en lo que no es yo; eso para razón de los que aguzando la vista perdieron horizonte, me oirán con una mano en el pensamiento y la otra inmersa en la fuente de los elementos, a ellos un gesto cómplice que extrañamente sale simple y no retorcido por intereses de un mundo que me queda incómodo.

Escribo para mí y para el que no conozco. Aprecio el silencio y la distancia, mi nuevo espacio solitario, tan lleno, eterno.

Más que nunca estoy del otro lado del agua o el reflejo, no puedo volver, lo he dicho antes y tendré que repetir mañana.

Mi silencio no es ausencia, es aliento.



17 febrero 2011

Tocando el Cielo



Globos aerostáticos flotando, Plano TX.
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SONY DSLR-A100 f/9 1/200 sec. ISO-100


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14 febrero 2011

No Tengo Patria





Por Mara Jiménez


Yo no tengo patria… mi tierra se disolvió en un amasijo inútil de sangre y huesos pobres, no, no tengo arraigo a lo putrefacto y sucio de las cúpulas que intentan manejar nuestras vidas como títeres gastados, de hilos rotos y caras despintadas, que no son individuos sino buena leña para el fuego de la ambición de unos cuantos. Mi patria se descompuso en varios países ínfimos, conformándose todos entre sus iguales; aprendimos a hablar distintas lenguas y nos aislamos en las muchedumbres para preocuparnos por sobrevivir. En mi patria la palabra esfuerzo da risa y la honradez es una debilidad del espíritu.
En mi patria, la bonanza es sinónimo de corruptelas y codicias malsanas, aquí él que no pega primero es golpeado hasta la muerte, el que no escupe sucumbe bajo la salivas de la demagogia, y el que tiene fe en su esfuerzo es aplastado bajo un yugo de peso insoportable que ostenta la feroz palabra “ingenuidad”, pero el que no ría la desgracia ajena, sucumbe y muere bajo el mismo peso.
Camino las calles de una ciudad que desapareció, de un ideal que murió al nacer, de un futuro que nunca llegó; una ciudad poblada de rostros extraños y amenazantes donde la muerte ronda en cada esquina con la túnica manchada de mierda… y lloro silenciosa la ausencia de mi identidad otrora tan firme.
Hoy sé que debo partir, lejos, allá donde no duela ser extraño, donde no me sienta amputada ni engañada. No será la primera vez que salga sin cerrar la puerta. Buscaré tan solo, un lugar lo suficientemente grande para guardar este cadáver de patria que me han obligado llevar conmigo hasta el fin de mis días. Quizás cuando este lejos, deje de apestar un poco.

10 febrero 2011

Letrólico


por Ivanius

Saber lo que es la fatwa y huir de lo fatuo,
que no sale barato.

Vivir en pos de un acento, muy contento
con su divertimento.

Más que letrado, letreroso,
y menos que literato... mientras no haya contrato.


Perseguir palabras congeladas en libros

electrónicos o no, mas siempre vivos.


Trazar sin hacer muchos destrozos

con las manos, la lengua, la mente y con los ojos.


Abrevar a veces con las razas de lectores;

recibir tanto risas como roces.

Cada quien tiene sus cosas y sus goces

y los comparte o nomás reparte coces.


Uno a una con su tinta y sus espejos

sabrá hacerse más listo o quedarse más lelo.


Tal cual son casi todos los autores

hasta que plasman sus colores y sus voces:


No demasiado pocos, pero muchas veces locos

metidos en sus cocos.


"Letrólico" Poema de Ivanius. Texto © Chanchopensante.com Imagen tomada de Wikimedia Commons.

03 febrero 2011

Ígnea


Por Canalla

Te soñé atada a mi cuello como una pesada roca hundiéndome en su locura. Y tu asfixia fue tan placentera que recordé toda la sucesión de pequeñas muertes en tu lecho, y quise quedarme como un habitante más de tus profundidades abisales. Pero cuando ese primer destello se abrió paso entre líquenes y corales todo se aclaró. Habías olvidado vendarme los ojos, y aquél arroyo solar inundó la habitación, puliendo tus aristas, hasta convertirte en otra laja que intentaba atrapar entre mis manos sin éxito. Te veía rebotando, mientras te ahogabas en su limpio caudal, y volví a respirar.
-oooOooo-