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28 mayo 2012

Desde abajo



Por Elena Brito
Pelusa






Mt. Tsukuba, Japón




Del grupo de Facebook, Fotos por temas



17 mayo 2012

Desredondilla


por Ivanius

Canta con la tarabilla
una sonora proclama:
dile que fue esta mañana
cuando perdí mi sombrilla.

Si no reacciona, reclama;
por eso eres tan ladilla.
Un carbón que se desgasta
siempre ensuciará la hornilla.

Dime más, cuéntame un cuento,
pinta corderos sonrientes.
(Mejor dibuja un caballo
que no tenga tantos dientes).

Hablando de esta manera
se nos pasaron las horas;
monos, gnomos, duendes, brujas,
hadas, damas y señoras.

Pocas cosas hacen falta
al jugar con las palabras:
sólo infantes que se atrevan
a dejarlas comenzar.

Por fin llegamos al mar,
a ver qué nos inspiraba:
No pensamos más que en nada,
y nos fuimos a nadar.

"Desredondilla" poema de Ivanius. Texto © Chanchopensante.com Imagen: Wikimedia Commons.

03 mayo 2012

¡No frene!






Por Cuentos bajo pedido, ¿Y tu nieve de qué la quieres?



En general me percibo libre en las lides del amor. Pero mi terapeuta no piensa lo mismo. Todo empezó cuando alguien colocó su carrito del súper frente al mío obstaculizando mi paso. Al voltear se encontraron nuestras miradas y pensé – Uf, que lindo hombre-. El me recibió con una hermosa sonrisa y una luz cálida emanaba de sus ojos. Yo, sin hacer un sólo gesto, me di la vuelta y regresé por donde venía. Avancé un par de pasillos más y me lo volví a encontrar pero rápidamente cambié de rumbo. Él insistió y se paró enfrente de la caja donde me encontraba pagando. Traté de ignorarlo pero sentía el peso de su mirada sobre mí. El pánico me invadió pero cuando salí de la caja él ya no estaba. Así que subí mis compras al coche, me sentía exaltaba y un poco absurda por ni si quiera haberle devuelto la sonrisa aunque también sentía alivio de que hubiera desaparecido. Cuando llegué a la salida del estacionamiento volteé para ver si podía pasar y descubrí que él estaba parado justo ahí, se acercó y me dijo con suave tono –¡Pero que lindaaaa!- Arranqué y me fui con la certeza de haber hecho lo correcto. Cuando le conté a la terapeuta me dijo -¿Cuántas veces has visto un hombre guapísimo en el súper? -Deja de correr, si no sabes qué hacer, simplemente detente y deja que las cosas sucedan, disfruta las sorpresas-
No estuve muy de acuerdo, en mi cabecita no existía la posibilidad de permitir una avanzada amorosa con un desconocido en el súper. ¿Qué le diría a los nietos? - Conocí a su abuelo en el súper!- No, imposible.

Tiempo después viajaba en el metro, en mis pensamientos le pedía a mi abuela y a mi tía (mis Ángeles de Tiempo Completo), que si en vida habían tenido tan buen gusto, por qué no me mandaban ya a la pareja correcta, que se presentara con toda claridad en mi vida. Aún no terminaba esta idea, cuando un hombre atractivo y cordial me pidió que lo orientara pues se encontraba perdido. Le expliqué cómo llegar a donde quería ir y me dijo que la verdad era un pretexto para hablarme pues si no se acercaba era probable que no nos volviéramos a encontrar. Lo miré y sentí un fuerte impulso de correr mientras pensaba; ¿Qué le voy a decir a los nietos? -¡Conocí a su abuelo en el METRO!- ¡Socorro! Pero esta vez fue más fuerte en mi interior la voz de la terapeuta y aunque reaccioné como autómata, al menos dejé ambos pies plantados en el piso y me permití escuchar su agradable voz para luego dejarlo ir para siempre.

Ahora, un hombre se me presenta sorpresivamente y me tiene totalmente desbordada, descontrolada, aturdida e invade por completo todos mis pensamientos. Y sé que en está ocasión, hubiera sido prudente ignorar todo mi aprendizaje terapéutico  y retomar la conocida estrategia de correr, pero lo único que pude ver en el fondo de sus ojos traslucidos fue un gran  letrero que decía 'NO FRENE'.
No sé que pasó.
¿Y ahora qué les voy a contar a mis nietos?
Ya sabré qué decirles cuando llegue ese momento. La vida es una historia que no se termina de acabar hasta que se llega al final, pero mientras, hay que vivirla, dejar que las cosas sucedan y de ser posible disfrutarla. Es tan fugaz al borde de esos labios. 



Imagen proporcionada por el autor del texto