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05 octubre 2009

¡Lucharán tres rounds!




Por Canalla

De joven tuve gente cercana a la que debo tanto como a mi familia. Si ésta es culpable de buena parte de las filias y fobias que aprendí, aquélla cultivó la parcela moral que no confié a mis abuelos, padres o hermanos. Salvador fue mi único tío político varón del lado de mi padre y uno de los sujetos que mayor influencia ejerció en mí, con su mezcla de dandy tardío y playboy a lo Mauricio Garcés.
Era dueño del primer Citröen importado al país, que desde niño admiré cómo se elevaba algunos centímetros al iniciar su marcha cuando, con el pretexto de llevarme al colegio, me descubrió el maravilloso mundo que desconocía. El Hipódromo de las Américas, el Frontón México o el Club Chapultepec, y algunos bares de hoteles como el del Prado, todavía como Nicte-há. Con el tiempo me permitió vislumbrar los tesoros de la vida nocturna, los teatros de variedad y sus lindas mujeres.
Provengo de una familia liberal en materia de alcohol y, los domingos en casa, a la hora de la comida, podía beber dos cervezas, pero mi primer trago fuerte fue el Dry Martini que Salvador me ordenó en una alberca de Cuernavaca, las vacaciones que mis primas me rogaron acompañarlas. Imagino que entretenía un poco las precoces hormonas a sus hermosas gemelas, sin riesgo de enamoramiento o embarazo, y mi tío lo agradecía. Luego que la confianza entre ambos creció le conocí a la tal Olga.
Esa noche me invitó al Teatro de los Insurgentes a ver una obra muy lamentable, salvo por la actriz que interpretaba el secundario, no por la calidad de su desempeño, también deplorable, sino por su singular belleza. Mi asombro creció al pillar de reojo a Salvador cuando le mandó un beso y ella correspondió con complicidad, discreta. En la vida de ésta, el papel de mi tío no era el del simple espectador.
La hermana de mi padre era su mujer y mis primas más grandes que Olga, pero yo sólo sentía en ese momento por él envidia y reverencia. La esperamos en el Vips y llegó acompañada de otra amiga; los cuatro fuimos al departamento que mi tío político le rentaba cerca, y estrené mi curiosidad sexual con su compañera de reparto, una morena nada despreciable por cierto. Sellé con Salvador el mutuo pacto de complicidad que nada quebrantó después, como si fuéramos El Santo y Blue Demon.
Quizá también obraría a mi favor que aquél anhelara un hijo varón sin conseguirlo, el caso es que nos volvimos inseparables y exitosos. Yo atraía con facilidad a las jóvenes que después le endosaba y él me procuraba a las de treinta, las únicas que al principio me interesaron para algo más que dos horas de charla en el Niza o El Café de la Zona Rosa, hasta que Salvador saltara de la otra esquina del cuadrilátero.
Olga no era pues, ni por asomo, la única entre sus preferencias, pero es posible que la conservara como un prospecto para dar continuidad a su plan de tener un heredero si se separaba de mi tía. Esto es más evidente ahora que lo pienso: siempre la mantuvo al margen de nuestras noches, digámoslo así, más exitosas, cuando nos jugábamos la identidad en el pancracio contra las cabelleras de las villanas más rudas.
Por eso no dejó de entristecerme la noche que sin saludarnos siquiera tras sorprendernos en el jacuzzi, puso esa cara y se disparó echando todo a perder. Yo usaba las pantaletas de Olga como máscara, era visible que le aplicaba una llave más grata que peligrosa y ya llevábamos dos de tres caídas sin límite de tiempo La morena y los abogados de mi padre afrontaron el resto porque, después de todo, Olga y yo, aún éramos menores.

-oooOooo-

30 comentarios:

QUANTUM dijo...

¡¿El "amor",conyugal, es tan sólo el disfraz del instinto reproductor?!

Ivanius dijo...

Esas son caídas, y lo demás puro teatro. Los personajes ocultan su identidad, pero no dejan de perfeccionar sus habilidades, cada uno en su especialidad.

Un toque oscuro en ese giro final. Me gustó. Abrazo.

Jo dijo...

a veces con estas cosas quiero pensar en el calor de un cuerpo a mi lado "luchando" (ja)

y sabedora de que sucumbiría al desenfreno o saltaría y de un arrebato, cruzaría esa delgada línea que separa la cordura
de la más absoluta enajenación

me paseo cinica por las sendas de mi indecencia y la poca cordura e intento aplacar (luchar contra) la euforia que se desata

a veces no queda mas que adentrarse en la trastienda de las apariencias,
tan reprochables como tiránicamente sinceras.

la MaLquEridA dijo...

Caray que desenlace, me quedé patidifusa y boquiabierta, je.
Me recordaste un libro que leí sobre un muchacho que era muy guapo y un señor mayor lo inició en las artes amatorias con mujeres mayores para que pudiera vivir de ellas y sacarles el dinero.

Dandy vil.

Saludos.

Otro lector más que no tiene blog dijo...

El escritor narra imparcial a los acontecimientos.
El lector lo ajusta a su propia moral.
Así debe ser.
Un texto bien escrito.

JP dijo...

-- este cuento es mas real que los matrimonios falsos!

marichuy dijo...

Canalla

Una cosa son los encuentros a dos de tres caídas sin límite de tiempo (ni de otras cosas) y otra muy distinta, franquear la única regla (no escrita) existente.

[y mi papá recordaría su dicho favorito "la mujer, la pistola y el caballo (el Citröen) jamás deben compartirse"].

Un beso

Anónimo dijo...

Hola Canalla!
cómplices en todo... solo que nunca se establecieron límites... y Sonia era uno de ellos...
una historia tan real y cotidiana...
con un final inesperado
Mil abrazos y besos
=D

Juan de Lobos dijo...

Muy buen relato, bien llevado y mejor concluído.
Aullidos para ti.
Felicidades.

jess dijo...

¿Qué tal?

Recordé una canción del santo y el cavernario en un inicio.

Los desenlaces imprevistos, siempre serán aplaudidos.

;)

Es sólo que.... voy a buscar esa rola al youtube. :)

MauVenom dijo...

Que bien ambientado está esto Canallo, puedes fácilmente situarte en la época y ver el México del que estás hablando

muy tú, o al menos por lo que he ido leyendo de ti

en este blog tenemos la manía de retratar vidas que se quedan llenas de preguntas y futuros al abismo.

Abrazo

Que padre que pudieran ser plenitud para siempre. Ya sé, yo no maduro.

Cuentos Bajo Pedido ¿Y tu nieve de qué la quieres? dijo...

Ups no aguanta nada, no que muy cuates? los límites.....

Canalla dijo...

QUANTUM: Bienvenido. Pues tal parece que para algunas personas, así fuera. Por cierto: muy buenos sus cartones, felicidades. Saludos.

Canalla dijo...

Ivanius: Vivir claroscuros tan evidentes, deja oscuros instintos. Saludos.

Canalla dijo...

Jolie: ¿Pero qué necesidad de pasearse en la trastienda, pudiendo ir al mostrador? :) Besos.

Canalla dijo...

la MaLquEridA: ¡Pobre hombre! Su vida habrá sido ajetreada... :) Saludos.

Canalla dijo...

Otro lector más que no tiene blog: Gracias por sus comentarios.

Canalla dijo...

jota pe: Y que lo digas... Saludos.

Canalla dijo...

marichuy: Mira que por más que pido a los personajes que se comporten, hacen su soberana voluntad. Un beso.

Canalla dijo...

¡Hola Ana!: ¿Sonia también? Y tan seria que se ve nuestra compañera... Saludos.

Canalla dijo...

Juan de Lobos: Bienvenido. Qué agradable que le plazca. Saludos.

Canalla dijo...

jess: ¡La arena estaba de bote en bote, la gente presa de la emoción...! Un beso.

Canalla dijo...

MauVenom: Jajaja: pues es que, ni modo que no me acuerde de mis mocedades, joven amigo... Un abrazo.

Canalla dijo...

Cuentos bajo pedido: Bienvenida. Los límites: esa fina línea entre el me atrevo y el no debo. Saludos.

Pelusa dijo...

Es que fuiste a jugar con su juguetito preferido... Eso no se perdona! Sorprenderlos debe haber sido la mas dura caida para el.
Bueno, no tu... jeje, el protagonista.
Ay Canalla! Es que me gusto inventarte asi!
Divertido y fluido... Justo lo que necesitaba. Gracias!
Besos

QUANTUM dijo...

Canalla

Siempre se sentirá bien cuando a alguien le den la bienvenida. Gracias.

Ahora debo de aclarar que no son mis cartones, solamente soy un seguidor de ese blog.


¡¿Le puedo pedir un favor?!

¡¿Podría escribir una "historia" con final feliz?!; he visto que la mayoría, no lo hace. Me gusta creer que hay finales así.

Si usted y yo tuviesemos 8 y 7 años, nos presentaríamos sin menos prejuicios y pediríamos permiso en nuestras casas para salir a jugar.

Me gustó ver el film de: "El niño de la pijama de rayas". Aunque ésta no termine en un final feliz, la esencia de la amistad es lo que expresa.

Disfrute del día.

Mara Jiménez dijo...

Me encanta oirte narrar! Digo, porque literalmente te escucho. ¿Sabes que sería interesante? La contrapartida en versión femenina de los inicios en las artes amatorias... es impresionante pensar como cambian los juicios y los vicios... pero vaya, de hay inicios, los hay... Un besote Canallita!!! Me reintegro a la vida improductiva. Perdón la tardanza.

Canalla dijo...

Pelusa: "Juro solemnemente que todo esto es ficción", jajaja. ¡Qué bueno que te guste, un gran abrazo!

Canalla dijo...

QUANTUM: Ups, perdón por mi confusión. De hecho ahora mismo escribo algo con final, digámoslo así, nada feliz... ¡ojalá pronto otra historia sea distinta! El niño de la pijama de rayas me parece una excelente novela, sobre todo, porque tiene dos posibles lecturas: la del adulto cualquiera y una más generosa, la infantil. Trataré de ver la película... saludos.

Canalla dijo...

Mara: Y es en esta clase de temas en donde a mí me impresiona más aún la visión femenina... sin prejuicios, jajaja. ¡Besos!