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08 octubre 2009

Paisajista

por Ivanius

Me gusta mirar a través de la ventana. A la izquierda, tras una barda y sobre ella se alza un enorme árbol que alfombra el jardín con crujidos, recordándonos, como un privilegio especial, el paso de las estaciones. Aunque se hace odiar porque nos perjudica la limpieza, a cambio da refugio a infinidad de criaturas invisibles. El aire de la tarde se llena de trinos que compiten con el altavoz... y casi siempre ganan.

Nadie aprovecha la sombra de ese árbol; pero es bueno disfrutarlo con la vista. Los únicos huéspedes, aparte de los pájaros y unas cuantas lagartijas, son dos o tres gatos, que se reúnen para pelear o solfear a través del muro. Prefiero sus gritos.

A la derecha, la hiedra es dueña de la pared y la reja que se alza sobre el muro; tampoco se ven las ramas del durazno entre el verde subido de la enredadera.

Frente a mis ojos, nuestro jardín. Al fondo, una formación de soldados: largos bambúes que apuntan al cielo y sacuden sus hojas bajo la incesante impertinencia del viento. No son amigos del silencio, pero me gustan porque entre sus ramas, los pájaros pueden burlarse de los gatos.

Los bambúes son los amos, y todos lo saben aunque los miren con gesto de reproche. Dicen que el camino de piedras blancas está allí para detener el avance de la hierba, pero ayuda a caminar a la vista de todos. El resultado sólo es agradable para quien no sabe cuánto pesan las piedras.

Más cerca de mi ventana, un peral, un limonero y otro durazno reposan hasta que la primavera los despierte. Entre todos ellos, una franja de hierbas y flores siempre sedientos, bajo un oscilante sol de barro que sonríe junto a la puerta de vidrio.

Hay una mirada más alta que la mía, más alta que la casa, más alta que las antenas que estropean el horizonte: un gigantesco pino como torre.

Mientras escribo, el trozo de cielo azul se ha oscurecido; los pájaros hace rato desaparecieron, mudos, entre el follaje. El viento agita las hojas; tengo una sonrisa extraña en la cara. Es hora de acostarse.

El último resplandor del sol parece un guiño brillante. Cuando veo la primera estrella, sé que llegarán a darme la medicina que me aclara el paisaje y por qué estoy aquí encerrado.

"Paisajista" Relato de Ivanius. Texto: © Chanchopensante.com Imagen: "Blurry Prison" de Shayan Sanyai, en Wikimedia Commons

22 comentarios:

el7palabras dijo...

Por un momento pensé que eras tú describiendo la tarde de hoy.
Felíz otoño Profesor.

dull dijo...

Estoy fascinado con este sitio que acabo de descubrir.
saludos!

Paloma Zubieta López dijo...

Me encantó la descripción, casi como pintura costumbrista en la que se antoja entrar guiados por la mirada de su personaje. El final, sacude todo como quien jala el mantel y tira al suelo con un estruendo los platos y cubiertos. Creo que en estos días, el dramatismo nos invade a ratos. Aplausos y chanchibesos, suya de usted.

Pelusa dijo...

“Debe estar enfermo”-me dije mientras iba leyendo porque, salvo raras excepciones, solo quienes deben detener el mundo y su prisa, aunque sea por tristes causas, son capaces de percibir su entorno con este nivel de detalle y gusto. Al final, no quise imaginarme que tipo de medicina le dan, ni en que lugar lo tienen… Me quedo con el personaje contemplativo.
Hermosa descripción, Ivanius, como siempre.
Besos!

Anónimo dijo...

En cuanto vi la imagen me di cuenta que era alguien que estaba privado de la libertad, con esa intencion y como narraste asi lo entendi.. me has dejado helada con ese remate de final, no erre tanto, mas ahora queda ironicamente mas claro ver el paisaje asi.

besitos!

Anónimo dijo...

podrán encerrar el cuerpo y quizá adormilar la mente... pero y el espiritu?
si, es una pregunta, porque, cuanto tiempo necesitara una persona en ese estado para olvidarse de admirar su entorno y dejar de maravillarse?
que dura vida!

abrazos
=D

marichuy dijo...

Se puede estar encerrado de tantas maneras sin necesidad de bardas o rejas, v no pocas veces ese encierro resulta un impedimento mayor para divisar los pequeños segmentos del paisaje que nos rodea, que el que pueda haber en las bardas o paredes blancas acolchadas.

Hoy me preguntaba qué es lo que mantiene a ciertos seres sin desfallecer (en situaciones inciertas o adversas) y aunque sigo sin saberlo con exactitud, creo que a tu personaje lo mantiene no tanto la medicina, como el cachito de luz que atisba desde su ventana... perdida ya la esperanza de salir de ahí (quizá))

Saludos Ivanius

jess dijo...

Awww recordé mi casa paterna.

Ha sido la prisión más encantadora que he visto jamás....

Pasé toda mi niñez rodeada de bambúes, phycus, naranjos, duraznos, pasto, una higuera, lagartijas, hormigas, gatos salvajes, torcacitas, etc, etc, etc...

Quién hubiera dicho, que el mundo de afuera sería tan diferente y que siempre evocaría el volver a esas viejas construcciones... más no a cambio de mi libertad.

aunque.... ja, también recordé algo así como "... Y mientras que ella plancha el corazón, yo le doy Bambú..." ja! :P

Abrazos Ivanius!

Un Hombre mirando al SudOeste dijo...

Alguna vez, cuando joven prospecto a medianamente educado gañan, escribi algo que me hiciste recordar... evidentemente el tema del encierro y la imposibilidad de la ansiada libertad nos hacen disfrutar y reconocer los minusculos detalles de un restringido paisaje, aun cuando este, no esté conformado por verdes o tipicas hermosuras, vamos descubriendo las bellezas en las tonterias q vemos a diario y vamos encontrandolas cada vez mas perfectas... Sentado en esta oficina, donde no veo la luz del sol en todo el dia me dejo arrastrar por la sobervia descripcion y llego, sin saber como al otro lado de la cerca, lebanto mi cabeza y solo una mano aferrada al barrote de la ventana me dice q estoy en tu ensoñacion... ja... esto si es tener suerte...

Jo dijo...

y bien dice Dalí que era el color del llanto, el color de soledades dolorosas
y entre todo el maridaje de las tinturas se abren las hebras para que escape el tiempo...
...Y, el tiempo, es interminable,
con todos los recuerdos entreabiertos.

Jesús Estrada Sánchez dijo...

I keep the image not the finale.

Unknown dijo...

¡Octubre! ¡Octubre!

la MaLquEridA dijo...

A mi mente ah llegado un recuerdo confuso, muy lejano.

Unos 4 ó 5 niñitos, subidos en las ramas de un árbol que un señor les vendió por 20 cts. para que pudieran jugar en él y cortar todas las peras que quisieran.

Nos subíamos a las ramas más altas y las mecíamos para que cayeran las peras y llevarlas a mamá para que las lavara y nos las pudieramos comer.

La sensación de libertad que teníamos al estar trepados en el árbol, es algo que siempre voy a recordar.

Esa libertad que nos daba el ser niños...el ser libres.
El estar juntos, el caernos y levantarnos riendo con raspones, pero felices.

En las noches, cuando le pedíamos permiso a mamá de ir a nuestro árbol, veíamos la luna tan grandota, tan blanca... tan nuestra.

Pero, solo son recuerdos, recuerdos que se perdieron en el tiempo.
Pero no en el mío...

Saludos Iván.

la MaLquEridA dijo...

escribí mal ha, sorry

Alejandro Aparicio Morales dijo...

holaalaaa
miy buena forma de narrar
descriptivo totalmente
pero en cuanto a ese encierro
coincido con los comentarios de arriba
siento que no es un encierro de bardas o rejas
sino un encierro del alma
un sufrimiento
un padecimiento
tambien me recordaste un poema que escribì hace algunos años
y
un poema del maestro RAFAEL ALBERTÌ
saludos
que tengas un gran dìa

MauVenom dijo...

que buen texto Iván

que bien hecho, desgraciadamente me quedo corto a lo que quisiera expresar y tampoco quiero caer en una adulación que no parezca honesta

cuidadosamente escrito, lo suficiente para ir conquistando en su transcurso e iluminando la visión de quien comparte

para hacerla trizas al final con la medicina que al menos a mí me regresó de golpe a una fría realidad que confiezo cursimente, me hubiera gustado evitar

magnífico Iván, muy cuidado.

Abrazote.

Tessy C. dijo...

Algún consuelo tendría que haber para quien no goza de su libertad.
A través de la mirada de tu personaje fui recorriendo ese bello jardín, ese bello consuelo.
Si bien la narración es muy visual, también está impregnada de sonidos: los trinos que compiten con el altavoz (y siempre ganan), los solfeos y los gritos de los gatos. Curioso que prefiera los gritos de estos; percibo cierta envidia de que ellos sí puedan hacerlo.
Muy buen relato, Iván. Saludos.

Mara Jiménez dijo...

Díficil... muy difícil que cualquier fármaco pueda lograr el efecto de tanta claridado clarividencia para con el entorno... ¿Quién nos encierra? ¿Quién tiene la llave? ¿A quién decidimos encerrar? ¡Cuántas imágenes para una sola mañana, Ivanius! Mejor voy por mi pastillita... Besos.

Otro lector más que no tiene blog dijo...

Imágenes definidas y bien logradas.

Ivanius dijo...

Don 7: Yo también, por un momento. Feliz otoño pa usté.

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Dull: Bienvenido; saludos.

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Paloma: Mejor que nos invada a que nos avasalle. Chanchibesos y reverencias, suyo siempre.

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Pelusa: Un personaje contemplativo siempre encuentra qué mirar en su entorno para sobreponerse. Besos excepcionales.

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Sonia: Una ironía casi fotográfica a veces necesita palabras... sobre todo para quienes no tienen cámara. Besos.

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Ana: Cierto; el espíritu es indomable para la admiración y la maravilla. Por eso suaviza todo tipo de durezas. Un abrazo.

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Marichuy: Así como hay todo tipo de encierros, también es posible encontrar trocitos de luz... Nunca se sabe cuál iluminará la vía de escape. Saludos.

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Jess: Yomi, yomi... ¡higos y libertad!

Haciéndose la que no ve me espía, me guiña un ojo y sé que es toda mía,
me la como o no? :P

Abrazos.
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SOM: Imaginar siempre trae libertades y suerte. Eso es lo que se necesita para habitar los sueños. Un abrazo.

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Jolie: El tiempo se desgrana, generoso, para quien sabe agotar los instantes, y atrapar cada uno, cuidadoso, en el espejo de su alma insondable.

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Mr. 7w7: Keep the freedom, pal. Keep the freedom.

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GA: ¡Ra, Ra, Ra!

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Malquerida: Sin los recuerdos, andamos a tumbos y tropiezos. Con ellos, siempre hay algo para transmitir, como tu bello comentario. Gracias. Un abrazo.

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Alejandro Aparicio Morales: El alma también puede estar libre en un poema; gracias por recordarlo. Saludos.

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MV: Gracias, honestamente. A la realidad, gracias a la imaginación, también se vale regresar por etapas. Abrazote.

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Tessy: Muy cierto; los sonidos en libertad también son un medio de transporte. Gracias por apuntarlo. Beso.

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Mara: Cuidado con la dosis, que después la llave se hace perdediza. Beso.

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Lector sin blog: Gracias.

Canalla dijo...

Me pasó como a Pelusa: imaginé, al de la voz preso, desde el principio, pero esto hizo un tanto más angustiante una primer lectura; la segunda fue más agradable. Saludos.

Ivanius dijo...

Canalla: Así sucede también con los personajes, que insisten en soltarse para hacer lo que les da la gana, y sólo la segunda lectura hace que el escribidor descubra lo que finalmente sucede. Un abrazo.