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19 octubre 2009

Pídele al tiempo que vuelva.


Por Jess


Elisa fue la chica con la que contraje nupcias.

Llegué a quererla lo suficiente.

Ni más, ni menos. Sólo lo suficiente.

Era la clásica joven, hermosa y culta con la que los empresarios importantes nos casamos para –mejorar la raza— y con las que hacemos acto de aparición en las revistas sociales.

Los primeros meses de matrimonio transcurrieron sin pena ni gloria, yo dedicándome a mi empresa, ella dedicándose a la vida social y a su ridículo hobby de coleccionar objetos de color azul.

Conforme transcurría el tiempo, los intentos fallidos de tener un hijo comenzaron a preocuparme.

Y cuando decidí acudir a los mejores doctores, fue únicamente para notificarme mi imposibilidad de proseguir con mi estirpe.

Pero allí donde la ciencia termina su campo de estudio, suelen suceder acontecimientos inesperados e inexplicables, porque Elisa me hizo saber de su embarazo el día de nuestro cuarto aniversario de bodas.

La felicidad inicial de “un milagro” me había nublado la razón momentáneamente, pero con el transcurso del tiempo, volví a ser el mismo escéptico de siempre, y las dudas confluían seriamente en mi interior.

Elisa había sido una compañera racional y poco pasional, pero hubiera jurado que fiel y honesta.

Yo amaba a mi hijo mucho más que a su madre, por todo lo que él venía a significar para mí.

Maldita la hora en que me dejé arrastrar por todas esas dudas.

El ser humano debería creer en la magia como fuente de vida, y no anteponer los estándares imperfectos que vienen a derrumbar nuestra fe interna.

Cuando mi hijo estudiaba preescolar, no pude sobrellevar más la incertidumbre y lo llevé a escondidas de su madre al laboratorio sanguíneo del que yo era socio mayoritario.

Una tarde después mis manos sudaban mientras con torpes movimientos intentaban adueñarse del resultado de los análisis genéticos.

Ese bastardo era toda mi felicidad… hasta ese momento en que leí una incompatibilidad genética.

Pensé detenidamente la elección que tomé esa tarde.
Y de entre todas las opciones, elegí enterrar mi humanidad y volverme ese ser ruin del que hoy, en mi lecho de muerte me avergüenzo y arrepiento haberme convertido.

Hice una llamada a alguien que a su vez, hizo más llamadas.

Esa noche no dormí en casa.

Me quedé en esta oficina que fue mi único motivo de sonrisas los años subsecuentes.

Debían llamarme a primera hora del siguiente día.
Pero la llamada demoró cuatro horas más.
Y cuando la recibí, fue para comunicarme que hubo un error en los tiempos manejados, y que la muerta había sido Elisa….

Murió girando su cuerpo, atrayendo hacia sí y protegiendo al producto miserable de sus entrañas.

¿Qué sangre llevaba ese niño que había hecho que Elisa lo prefiera que a su propia vida?

Pensé en llamar a mis abogados para anular mi paternidad y dejar a su suerte a ese pobre diablo de apenas un lustro de edad, pero eso no colmaría la traición de su madre para conmigo.

Me vengaría de ella con lo que más le dolía.
Sé que estuviera donde estuviera, se revolcaría de dolor al ver en lo que convertí a quien llevaba nuestros apellidos.

Si bien es cierto que las carencias ponen a prueba a los hombres, nunca los pudren desde la raíz como la opulencia y los excesos.

Le dí a ese niño todas las cosas materiales y los placeres mundanos que terminaron por corromper su alma.

Era hermoso como su madre.
Cuando los escasos remordimientos acechaban mi consciencia, veía la cara de Elisa en el rostro de él, y se avivaba la llama de mi coraje y rencor.

Traté de hacer un milagro real con mi esperma.
Pero sin la ayuda aleatoria de lo inexplicable.

Los científicos de mi empresa “R.I.U.” S.A. de C.V., trabajaban día y noche con mis genes, pero siempre negaban con la cabeza y desviaban la mirada al entregarme resultados.

Mi empresa era puntera en bio-tecnología, y me redituó con más dinero del que todos mis ancestros tuvieron juntos al idear este consorcio.

¿De qué me servía tener la capacidad económica de comprar al mundo si todo terminaría conmigo?

Y entonces sucedió un fenómeno singular.

Trece años después de la muerte de Elisa, Neftalí llegó a mi vida.

Era un chico de grandes dotes deportistas… lo fue hasta que el estúpido de mi entenado tuvo el impulso de lesionarlo con su automóvil.

Neftalí fue un chico fuerte y con determinación.
Recuerdo enfáticamente la manera en que me pidió entrar a R.I.U., y la manera disciplinada en que se convirtió en uno de los mejores investigadores.

Y mientras el hijo de Elisa caía más en sus vicios, Neftalí iba perfeccionando todas y cada una de sus virtudes.… hasta que apareció una mujer llamada Natalia.
Natalia cambió inexplicablemente la conducta de mi hijo putativo en tan sólo un par de calendarios.

Y antes de que esa joven hiciera trizas mis años de odio y venganza, puse a prueba la devoción ficticia que le profesaba mi sucesor ilegítimo.

Y como sospeché, cambiaron a Natalia por la cuantiosa herencia condicionada a un matrimonio con una ramera de sociedad.

Mi odio hacia el hijo de Elisa terminó algunos meses después en que hizo acto de aparición en mi oficina, y entre lágrimas y sollozos lastimeros que alegraban mi alma pútrida, me hizo saber que “odiaba llevar mi sangre en sus venas, y que renunciaba a toda su fortuna por ir en búsqueda de Natalia hasta los confines del mundo.”.

No volví a saber nada de él ni de esa tal Natalia hasta hoy, en mi lecho de muerte… en que Neftalí regresó de uno de sus tantas ponencias e investigaciones sobre avances genéticos, se sentó a mi lado, me obsequió un cronómetro y me dijo: “Hay compatibilidad sanguínea entre tú y el hijo de Natalia.”.

Mi corazón sufrió el golpe más duro que hasta entonces había podido imaginar, y ni siquiera era yo ese joven gallardo de muchos años atrás que resistió abrir un sobre equívoco que destruyó lo único que yo tenía en la vida.

Por mi culpa, mi esposa había fallecido, destruí a mi propio hijo, le causé daño a una mujer que nada había hecho en contra mía y que era la madre de mi nieto, y maté mi propio interior lentamente, instante a instante, buscando una ridícula venganza que ahora incinera lo poco que me queda de alma…

Sé que no hay perdón ni redención alguna para mí.

Mi sangre se congeló en ese instante, y sólo pude voltear a ver ese cronómetro y pensar en mis únicos años de felicidad junto a mi hijo y mi esposa, mis lágrimas brotaban desgarrando la piel de mis mejillas, y alcancé a esbozar mis últimas palabras, mirando a ese objeto inerte como yo:

“Oh Elisa, mi Elisa… Pídele al tiempo que vuelva….”.

15 comentarios:

Pelusa dijo...

Jess:

Pero el tiempo no vuelve.

Entrañable moraleja la de esta historia, cada vez mas coherente.

Gracias por compartirla.

Besos!

marichuy dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
marichuy dijo...

Pero el tiempo no regresa, mi querida Jess; qué más quisiéramos. No obstante, como dice Liliana Felipe:

"el pasado nos vuelve a pasar, siempre el pasado nos vuelve a pasar"

Aunque sea nomás para restregarnos en la cara nuestros errores.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Jajaja!.. que bueno, para que se le quite, ya habia hecho mucho coraqje con esta gente, caray, ya era hora!
no es que le desee mal pero, oyeee.. no se vale tanta malandrineria junta.


En fin, un poco demasiado tarde para darse cuenta del error...

La vida da tantas y tanas vueltas que te regresa las acciones buenas y malas en lo que mas quieres, no he vivido tanto -creo- para asegurarlo, pero a veces no necesitas que pasen las cosas para que te des cuenta que es un error... o aveces si.

Besos nena!

Ivanius dijo...

La "policía del karma", nada menos. Me gusta esto de la historia en etapas, Jess; cada personaje con su atractivo (o su morbo) para cada lector. Bravo.

Cuentos Bajo Pedido ¿Y tu nieve de qué la quieres? dijo...

Será por eso que el dicho dice eso de: son mis hijos todos los que nazcan en mi corral o algo así????
En fin

Un Hombre mirando al SudOeste dijo...

Osea q la venganza nunca es buena?...

Quiza en este caso no, pero si n remordimiento escupo al cielo, cosas así solo pasan en los cuentos...

Estriste decirlo pero las almas putridas no se arrepienten, las flores marchitas no vuelven a la vida, por q el sol ya no llega a sus hojas!

Anónimo dijo...

saber la verdad y lo que es peor saber que el tiempo ya se término...
no hay peor sufrimiento que ese...
me gusto tu historia y como moraleja nos deja ver que cuando se viene de una buena semilla esta plantita puede pasar por todas las calamidades y puede volver a retoñar
abrazos Jess
=D

Mara Jiménez dijo...

Jess: ¡Cuántos secretos se ocultan en esta historia en entregas! De pronto me hace pensar que todos llevamos una historia retorcida en la memoria, y que desentrañando los misterios d enuestra propia vida, casi todo se parece a la ficción. ¡Pobre idiota el tipo este! Si hubiera sabido que padre es el que cría y nunca el que engendra....
Más, más, más... jejejeje

Jo dijo...

nos cobra caro el tiempo ciertas jugadas... uno se va a bailar con el diablo y a la vez el diablo es el que te baila a ti.


:/

MauVenom dijo...

Estás logrando tu propósito de adentrarme en este rompecabezas que has decidido formar con tus historias

el accidente del cuento pasado con este hijo echado a perder por los excesos y me entretengo en este momento tratando de juntar el resto de las piezas que ya has lanzado a la mesa

buen ejercicio Jess. Este en especial tiene partes muy interesantes.

Besos.

jess dijo...

Pelusa, en efecto el tiempo no vuelve... no sé a ti, pero a mí eso me frustra sobremanera.... verás él y yo tenemos un trato hecho... y sobra decir, que me hizo una mala jugada, y ahora me vengo de él con esta historia. ;)
Más besos para ti!

Mi estimadísima Marichuy, tmb dicen que recordar es volver a vivir.... sólo que cuando se atan cabos, el recordar se vuelve el peor lastre de todos, porque invariablemente que el pasado nos condena. Y sí, este personaje pedía lo imposible para redimir sus culpas... demasiado tarde.
Otro abrazo linda!!

Sonia., jaaajajaja! vaya! al fin no derramas bilis en tu comen!! :D, lo logré, lo logré! jajaja, y bueno.. he de decirte que yo creo en la nobleza innata de las almas... sólo que la fragilidad de algunas hace que puedan ser blancos fáciles de atrapar.... y es ahí donde se dividen los grupos, todos los personajes han sido puestos a prueba, y todos al final obtienen una sentencia justa, donde jiji yo soy la sentenciadora. :D
Un abrazototote nena!!


Ivanius, exactamente! en menos de un minuto, se perdió él mismo... Íjoles traté de que en este capítulo el tiempo fuera también un personaje, por eso hablaba de "cuarto" aniversario, "un lustro de edad", "trece años después", para finalizar graciosamente con un cronómetro... y uff siempre quise ser como Caridad Bravo Adams.. así que ideo una historia "romántica" de amor, odio, venganzas, secretos, lágrimas, injusticias, y finales fatales.... espero que me salga bien en conjunto jiji :P
Gracias por tus comentarios! ;)
Saludos!

Cuentos Bajo Pedido, mmm de grosella por favor :D, y jajaja estrictamente, todos los frutos de tus posesiones, son también tuyos ;)
Gracias por tu comen!

Un Hombre mirando al SudOeste, fíjate que eso es bien difícil de saber... sólo viviendo en carne propia podríamos saberlo, pero yo sigo fiel a mi idea de que en algún momento de nuestras vidas, nos arrepentimos de nuestros errores, sólo que a veces ya no hay manera de remediarlos.
Cuando iba en la universidad entendí que "La venganza es la justicia de los bárbaros y la justicia es la venganza de los civilizados."
Saludos!

Ana, íjoles que bonito resumes mi cuento con tu comen, y sí, siempre he apelado a que al final, la luz interna brilla en las tinieblas.
Saludos linda!

Mara, la verdad es que como estoy enamorada del hijo detestable, trato de justificar sus conductas odiosas jijiji.... Pero, es que es verdad! la novela de nuestras vidas es un genial conjunto de eventos concatenados, donde todo tipo de sorpresas y sentimientos llegan a nuestras vidas! ... :)
... y sí, la agonía del padre fue dura de soportar... tanto así que si ya una vez vivió un milagro en carne propia, suplicó nuevamente por otro..... no creas, me dio mucha tristeza mientras lo escribía... toda loca yo que me meto en cada personaje tratando de entender su situación :P
... falta más, más, más Mara!!
Abrazo!!

Leia, y quizás, sólo quizás, el diablo sea uno mismo de vez en vez.... y sí, el tiempo cobra con intereses cada deuda contraída con él..... snif....
Abrazos hermosa!!

Mau, qué alegría saber que lo estoy logrando! Fíjate capitán que comencé con serias dudas mi idea de entrelazar todas las historias, pero ahora me está gustando :D
Espero no arrepentirme de mi manera de contar cuentos.... en caso de fracasar, le pediré al tiempo que vuelva ;)
Besos sucios galán!

Gracias por los comens!!

ROB dijo...

Para que odiar? Solo consume el alma y evita que se vivan momentos gratos.

Anónimo dijo...

le falta no crees?:D, tu lo creerias? ese es el punto.

jess dijo...

gerapo trezoo, totalmente de acuerdo contigo... el odio nos evita crecer como personas, hay personas que pueden superarlo.. otras, que simplemente, se pierden en él, y pierden todo lo que poseen.
Saludos!

Anónimo, eureka! Mira! pensamos muy similar.... no terminó de gustarme la hilación de hechos... tenía la idea, pero no supe abordar bien todos los elementos.
El punto es que me gustan los comens como el tuyo... :)
... espero pulirme a la siguiente.
Un abrazo!