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03 febrero 2011

Ígnea


Por Canalla

Te soñé atada a mi cuello como una pesada roca hundiéndome en su locura. Y tu asfixia fue tan placentera que recordé toda la sucesión de pequeñas muertes en tu lecho, y quise quedarme como un habitante más de tus profundidades abisales. Pero cuando ese primer destello se abrió paso entre líquenes y corales todo se aclaró. Habías olvidado vendarme los ojos, y aquél arroyo solar inundó la habitación, puliendo tus aristas, hasta convertirte en otra laja que intentaba atrapar entre mis manos sin éxito. Te veía rebotando, mientras te ahogabas en su limpio caudal, y volví a respirar.
-oooOooo-

7 comentarios:

marichuy dijo...

Canallita

Ya se le extrañaba por estos lares.

A veces lo sueños son tan vividos y confusos, creo, que suelen pasar dos cosas: Por un lado al despertar tenemos la sensación de que en realidad pasó lo que soñamos, y hasta buscamos vestigios de ello en nuestra habitación. Y por el otro, queda esa sensación perturbadora de no saber distinguir (y a veces ni quererlo) dónde termina el sueño y comienza la realidad.

Un beso, todavía con sueño.

la MaLquEridA dijo...

Cuando despertaste viste que no era un lastre sino una bella mujer que te despierta los instintos escondidos.

El Drac dijo...

Es precioso ver la luz a través del agua en los mares del caribe, que bien lo has descrito. Un gran abrazo

jess dijo...

Yo por eso prefiero la luz apagada.

La imaginación es el mejor impulso que podemos tomar.

Saludos!

Mariano Magnifico dijo...

Excelente. Todos pasamos por esa sensación al menos una vez.

MauVenom dijo...

Me obligas a recordar pequeñas y grandes asfixias de mi cama o mi mente que disfruté o que en su momento me ahogaron

muertes pequeñas que al final crecieron para convertirse, todas, en recuerdos sin mucho sentido.

Abrazo

Ivanius dijo...

Los destellos rebotan, límpidos, y después todo vuelve a ser quietud. Pero el río cada vez guarda más guijarros en su fondo... quién sabe si a la espera de un gambusino afortunado.

Abrazo.