30 junio 2011
monólogo de una señorita decente
27 junio 2011
El reloj se torna extraño
La voz de la familia no se va.
La cara del reloj se torna en un objeto de símbolos inentendibles para un mortal ordinario, abre los ojos con terror al sentir una dolorosa opresión en el pecho que paraliza los pulmones, el corazón lucha, petrificado.
23 junio 2011
El Final Feliz
Después de esperar más de cien días encerrada en la torre, la princesa se asomó por la ventana. A lo lejos vio una polvareda que se acercaba a gran velocidad cruzando, sin detenerse ni siquiera un instante, campos y arbustos. Sabía lo que esto significaba, así que, sin miramientos… saltó hacia la libertad. Sin ningún problema cayó de pie, el césped que rodeaba el castillo amortiguó por completo la caída.
Tan lento y suave fue el descenso que el príncipe había terminado su recorrido y ahora se encontraba frente a ella. El la miró sorprendido y, mientras observaba a la princesa de cabello rojo y pecas en la cara, pensó: “Caray, creo que es más bella de lo que me han dicho”. Ella volteó levantando la mirada y se percató de la presencia del supuesto príncipe. Los dos se miraron directamente a los ojos.
-Se supone que debía rescatarte.-le dijo él.
-El dragón todavía está adentro.- acotó ella.
-Mmmhh… pero ya estás afuera.
La princesa desvió la mirada hacia la torre.
-Es que me aburrí y no estaba tan alto.
El príncipe le echo una ojeada al castillo y a la torre para después asentir con la cabeza.
-Pues yo no lo hubiera hecho.
-Típico.
-¿Perdón?
-Nada, nada.
-¿Nos vamos?- le preguntó el príncipe subiéndose al caballo.
-¿Y el dragón?
-Bueno esteeeee… ahorita regreso.- dijo el príncipe bajándose del caballo.
La princesa esperó a que su intento de rescatador entrara al lugar que la mantuvo cautiva, montó al caballo y se fue. A lo lejos alcanzó a escuchar al príncipe que gritaba desde las entrañas del castillo:
-¿Dragón? ¿Cuál dragón?
20 junio 2011
Trampa
El zumbido del calor. La espera del insomnio. El zum desesperado, oscuro que escuchas en un ir y venir sobre el mismo espacio, con el mismo rumbo. Un zum al que no temes, sabes que el espacio al que se reduce, el hueco entre la ventana y la cortina, proporciona una celda suficiente para mantenerte tranquilo: sin movimientos bruscos, sin necesidad de comenzar una caza, ni siquiera precisas cubrirte con una sábana porque sabes que la causa de tu molestia se aferra a la luz que viene del faro de afuera; su cabeza choca contra el vidrio que no hace más que jugar con el ansia de libertad, de aire fresco que un cerebro tan pequeño como el de un mosco sólo alcanza a intuir, que busca sin tener claro lo que ansía, que responde por mero instinto. No pierde la esperanza aunque no encuentre otro camino (o sea incapaz de imaginar otro), mientras tú, ahí echado has perdido la esperanza desde hace mucho, al menos la esperanza en el futuro…aunque no puedes negar que aún confías en la gente…el zum del anhelo no se detiene, aunque ya no te parece tan esperanzador, se torna cada vez más agudo y desesperado, como cuando te embarcas en una empresa que sabes destinada al fracaso pero no te permites descansar...el zum no se permite paz aunque tal vez sabe que está perdido, que no hay remedio, que se condenó sin saber cómo ni por qué. Los moscos tienen cordura aunque su naturaleza la sepulta, demasiado frágiles, demasiado conscientes de su efímero paso, por eso no se rinde…el zumbido que no cesa y que está a punto de sacarte de tus cabales, lo único que puede ser capaz de moverte de tu cómodo lecho es la idea de terminar con tanta impotencia: abres la ventana o acabas todo de una vez y das la muerte…¿compasión?...zum de indecisión…necesitas tranquilizarte…vuelves a ser consciente de ti y de tu cuerpo porque el zum se detuvo de repente…traición…la luz del faro te deja ver que confiaste demasiado, que el escozor comienza a quemar, es cuando recuerdas que los moscos, nunca vienen solos.
17 junio 2011
TODO CON MEDIDA NADA CON EXCESO
¿Cuál es la medida del deseo?
¿Moderación cuando el pobre tiene hambre?
Piden a los pobres sacrificio
Le piden a la mujer moderación
Hagamos una revuelta
14 junio 2011
Y Desapareció.
Y sólo escuché silencio.
Le pregunté, ¿crees en el destino?
Y me dijo qué clase de destino.
Yo le respondí, la clase de destino fatal que está escrito desde antes de que fueras una idea del ente universal.
Y me dijo, ¿qué otra clase de destino existe?
Yo le respondí, el destino que todos podemos manipular para romper esquemas y tener vida propia.
Y me dijo, ¿sólo hay esas dos opciones?
Yo le respondí, no lo sé, dímelo tú.
Y me dijo, yo sólo sé que no sé nada.
Yo le miré y le pregunté, ¿eres una ficción creada por mí para aprender?
Y me dijo, Nosce te impsum.
Yo lo ví y volví a preguntar, ¿crees en el destino?
Y me dijo, Yo sólo creo en ti.
Y desapareció.
10 junio 2011
Conjunción y Dispersiones

06 junio 2011
Mundo Femenino
Nota: Cada escultura fue elaborada por diferentes artistas:
Alexandre Schœnewerk's - Europa.
Eugène Delaplanche's - África.
Ernest Eugène Hiolle's - América del Norte.
Aimé Millet's l'Amérique - América del Sur.
Mathurin Moreau's - Oceanía.
Alexandre Falguière's - Asia.