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03 mayo 2012

¡No frene!






Por Cuentos bajo pedido, ¿Y tu nieve de qué la quieres?



En general me percibo libre en las lides del amor. Pero mi terapeuta no piensa lo mismo. Todo empezó cuando alguien colocó su carrito del súper frente al mío obstaculizando mi paso. Al voltear se encontraron nuestras miradas y pensé – Uf, que lindo hombre-. El me recibió con una hermosa sonrisa y una luz cálida emanaba de sus ojos. Yo, sin hacer un sólo gesto, me di la vuelta y regresé por donde venía. Avancé un par de pasillos más y me lo volví a encontrar pero rápidamente cambié de rumbo. Él insistió y se paró enfrente de la caja donde me encontraba pagando. Traté de ignorarlo pero sentía el peso de su mirada sobre mí. El pánico me invadió pero cuando salí de la caja él ya no estaba. Así que subí mis compras al coche, me sentía exaltaba y un poco absurda por ni si quiera haberle devuelto la sonrisa aunque también sentía alivio de que hubiera desaparecido. Cuando llegué a la salida del estacionamiento volteé para ver si podía pasar y descubrí que él estaba parado justo ahí, se acercó y me dijo con suave tono –¡Pero que lindaaaa!- Arranqué y me fui con la certeza de haber hecho lo correcto. Cuando le conté a la terapeuta me dijo -¿Cuántas veces has visto un hombre guapísimo en el súper? -Deja de correr, si no sabes qué hacer, simplemente detente y deja que las cosas sucedan, disfruta las sorpresas-
No estuve muy de acuerdo, en mi cabecita no existía la posibilidad de permitir una avanzada amorosa con un desconocido en el súper. ¿Qué le diría a los nietos? - Conocí a su abuelo en el súper!- No, imposible.

Tiempo después viajaba en el metro, en mis pensamientos le pedía a mi abuela y a mi tía (mis Ángeles de Tiempo Completo), que si en vida habían tenido tan buen gusto, por qué no me mandaban ya a la pareja correcta, que se presentara con toda claridad en mi vida. Aún no terminaba esta idea, cuando un hombre atractivo y cordial me pidió que lo orientara pues se encontraba perdido. Le expliqué cómo llegar a donde quería ir y me dijo que la verdad era un pretexto para hablarme pues si no se acercaba era probable que no nos volviéramos a encontrar. Lo miré y sentí un fuerte impulso de correr mientras pensaba; ¿Qué le voy a decir a los nietos? -¡Conocí a su abuelo en el METRO!- ¡Socorro! Pero esta vez fue más fuerte en mi interior la voz de la terapeuta y aunque reaccioné como autómata, al menos dejé ambos pies plantados en el piso y me permití escuchar su agradable voz para luego dejarlo ir para siempre.

Ahora, un hombre se me presenta sorpresivamente y me tiene totalmente desbordada, descontrolada, aturdida e invade por completo todos mis pensamientos. Y sé que en está ocasión, hubiera sido prudente ignorar todo mi aprendizaje terapéutico  y retomar la conocida estrategia de correr, pero lo único que pude ver en el fondo de sus ojos traslucidos fue un gran  letrero que decía 'NO FRENE'.
No sé que pasó.
¿Y ahora qué les voy a contar a mis nietos?
Ya sabré qué decirles cuando llegue ese momento. La vida es una historia que no se termina de acabar hasta que se llega al final, pero mientras, hay que vivirla, dejar que las cosas sucedan y de ser posible disfrutarla. Es tan fugaz al borde de esos labios. 



Imagen proporcionada por el autor del texto


12 comentarios:

la MaLquEridA dijo...

Deja de preocuparte por los nietos y ocúpate de tí.


Saludos.

Cuentos Bajo Pedido ¿Y tu nieve de qué la quieres? dijo...

Buen punto, MalquErida!

José A. García dijo...

¿Existe un lugar ideal, o correcto, dónde conocer gente? ¿El intituto? ¿La fila del banco? ¿Una fiesta? ¿EL cementerio?

No lo creo.

Saludos

J.

Cuentos Bajo Pedido ¿Y tu nieve de qué la quieres? dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Cuentos Bajo Pedido ¿Y tu nieve de qué la quieres? dijo...

No sé, habrá que recorrerlos todos! Je

marichuy dijo...

A tus nietos les contarás que en la vida siempre llega un momento en que uno sabe que NO debe frenar.

Un abrazo, un gusto que andes por acá.

Cuentos Bajo Pedido ¿Y tu nieve de qué la quieres? dijo...

Jajajaja Marichuy, es verdad siempre llega un momento para todo.
Un abrazo
el gusto es mío!! El de andar por aquí!

QUANTUM dijo...

LA DUQUESA JOB

En dulce charla de sobremesa,
mientras devoro fresa tras fresa,
y abajo ronca tu perro Bob,
te haré el retrato de la duquesa
que adora a veces al duque Job.

(…)

No tiene alhajas mi duquesita,
pero es tan guapa, y es tan bonita,
y tiene un perro tan v'lan, tan pschutt;
de tal manera trasciende a Francia,
que no la igualan en elegancia
ni las clientes de Hélene Kossut.

(…)

¡Ah! Tú no has visto cuando se peina,
sobre sus hombros de rosa reina
caer los rizos en profusión.
Tú no has oído que alegre canta,
mientras sus brazos y su garganta
de fresca espuma cubre el jabón.

(…)

La breve cofia de blanco encaje
cubre sus rizos, el limpio traje
aguarda encima del canapé.
Altas, lustrosas y pequeñitas,
sus puntas muestran las dos botitas,
abandonadas del catre al pie,

(…)

Toco; se viste; me abre; almorzamos;
con apetito los dos tomamos
un par de huevos y un buen beefsteak,
media botella de rico vino,
y en coche, juntos, vamos camino
del pintoresco Chapultepec.

[…]

Desde las puertas de la Sorpresa
hasta la esquina del Jockey Club,
no hay española, yanqui o francesa,
ni más bonita ni más traviesa
que la duquesa del duque Job.


-Manuel Gutiérrez Nájera-

[FEVER]

Jo dijo...

Tal vez no venga al caso pero... a tus nietos podras decirles que no es que existan santos... solo tarifas diferentes

:P

Cuentos Bajo Pedido ¿Y tu nieve de qué la quieres? dijo...

JO jAJAJAJA

MauVenom dijo...

Las historias tienen su propio camino... el que nosotros trazamos no tiene sentido

a la larga, en el metro o en el súper lo importante será como lo cuentes... no lo que cuentes.

Gracias por participar en EyL... nos vemos pronto.

Abrazo

Cuentos Bajo Pedido ¿Y tu nieve de qué la quieres? dijo...

MauVenom
Cómo lo cuente? muy interesante se puede hacer, agregarle donde uno creo que le hace falta, ponerle, quitarle je
Me encantó la invitación!