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21 junio 2013

Después de las raíces


Nadie supo decirme exactamente de dónde vengo, y no creo en el silencio.

Estoy seguro de que me ocultan algo más, pero tampoco sé por qué tengo esa certeza.

Creen que no preguntaré porque estoy inmóvil.

Aunque no recuerdo cómo empezó todo, sé que soy distinto ahora.

El pasado no puede ser un sueño, y no tiene por qué ser imaginario.

Cada uno de los que me rodean guarda sus propias palabras.

Así ha sido siempre. El tiempo y el viento me enseñan.

No entiendo a la semilla. No puedo verla.

Pero estoy todo en ella.

***

Escribir (y mirar) requiere ganas. No por inexplicable debe ser menos preciso, pues lo mal dicho no lo lee casi nadie, menos aún lo repite; peor aún lo mal visto. Y si hay algo de verdad en la artesanía de estos oficios es que, querámoslo o no, todos tenemos en mente alguna palabra ajena, o más bien todas nuestras palabras son ajenas hasta que empezamos a jugar con ellas y se sostienen por sí mismas.

Mi mamá me mima (a todo dar). Papá fuma su pipa (aunque el tabaco se vea menos chic que otros ingredientes). Dábale arroz a la zorra el abad (pero nadie dice qué le dio ella a cambio).

Las frases de ensayo sirven porque sólo tras ellas pueden llegar algunas que pretenden volverse inmortales. O por lo menos salir del borrador. Si no, llámenme Ismael, yo sé lo que no digo. Así es la escribidera (y las imágenes también): aunque después de gritar ¡Tom! no responda nadie, queda claro que por allí anda la tía Polly, ese primer público fuera de uno mismo, en algún lugar de la ancha literatura.

***

Hace cuatro años, varias voces y miradas llegaron a habitar un espacio.

Hoy --digámoslo como sea-- el tramo andado es igual y diferente.


En el más acá, los del oficio sin aparente beneficio. Después, en ese inexplicable más allá, los testigos: comentantes, lectores y visitantes.

Gracias a todos ellos, esta cazuela de voces y miradas se renueva siempre.

Antes cauce, hoy quizás surco. El viento de electrón (y el tiempo) dispersaron la cosecha.

Sin embargo, se mueve.

3 comentarios:

el7palabras dijo...

Felicidades, queridos escritores. Cuatro años son de lo más respetable que puede verse en este multiverso de los blogues.

Sin duda mucho camino andado, mucha agua bajo del puente y caída del cielo, muchas palabras, mucho goce.

Salve por siempre, seguimos en el camino.

la MaLquEridA dijo...

Felicidades infinitas a mis maestros del blog,ustedes pertenecen al grupo selecto de mis bloggers favoritos.

Que vengan muchos años más.

Un abrazo muy largo que abarque a todos.

Jo dijo...

y sin embargo literetean!

:D