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04 marzo 2010

Del surf y otros accidentes

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Les comparto una imagen de su servidor recibiendo el año nuevo en una bella e ignota playa mexicana, del modo como más me gustaba hacerlo, hasta antes de astillarse mi calcáneo derecho en tres partes, y preferir desde entonces emociones un poco menos fuertes. Este post se disfruta más acompañado de música:



Por Canalla

Soy su más ferviente surfista, señorita.
Groucho Marx

Surfear puede resultar para muchos un concepto extraño que, quizá, los haga evocar una fiesta de quinceañeros bailando, a ritmo frenético, la música de los Beach Boys. Ningún otro cliché más alejado de la realidad.
Subirse a un tablón de madera tallada para bailar con los dioses, es el rito más antiguo y fascinante que los hawaianos heredaron al mundo: tan envolvente analogía viene al caso para un tema que, de tan trillado, ha terminado por ser inaprensible: el amor.
Surfear es lo más parecido al amor. O más bien, a la idea del amor como una entrega sin condiciones. Surfear es entregarse. El buen surfista sabe que ningún esfuerzo contra una ola prospera, ni habrá posibilidad de salir bien librado sin antes aprender a dejarse llevar sin resistencia alguna.
Pero a diferencia de cualquier otra convención o necesidad social con respecto de la que nuestra actitud sea la de seguir la corriente, el surf nunca nos hará sentirnos estúpidos ni traidores, o cobardes. Exigirá de nosotros un cien por ciento de mente y corazón.
Surfear requiere de un equilibrio similar al empleado para caminar sobre el borde de una barda de ladrillo sin caer, pero de una mayor concentración, pues el ángulo de esa barda imaginaria puede inclinarse hasta los 45 grados y de ahí a los 135 en dirección contraria, todo en menos de un segundo mientras nos deslizamos a sesenta kilómetros por hora.
Además de los tobillos, nada se fortalece más con la práctica del surf que la cintura, y si desarrollamos la capacidad de convertir nuestra zona pélvica en un campo experimental, cualquier otra actividad que requiera esa misma habilidad nos será retribuida, si saben a qué me refiero…. los surfistas, con frecuencia son buenos bailarines, por ejemplo.
Pero cuidado: la naturaleza del surf -como de todo lo bueno- es efímera. Podemos gastar horas en encontrar la ola perfecta, y seguido confundirnos con algunas pequeñas que sin temor a equivocarnos después reconocemos como deseo, o enamoramiento. Más cuando por fin sea amor sólo podremos montar unos segundos, y ni por eso es menos cierto que siempre debemos saber muy bien dónde tenemos plantados los pies.
La emoción de llegar hasta su cresta, empero, es tan placentera como indescriptible. Los breves instantes que las nociones de inercia y gravedad pierden significado nos sabemos bailando con los dioses. Vemos a nuestro alrededor el todo, que otros llaman mar, como algo real y susceptible de comulgar con nuestra mísera existencia.
Quien haya experimentado cuando menos una vez esa sensación de liberarse del cuerpo que surfear produce, estará de acuerdo conmigo en que practicarlo puede convertirse en una filosofía de vida, pero si tu cuerpo es la ola, más te vale cerciorarte de que tu mente va arriba de la tabla, antes de que se convierta en un tsunami.

-oooOooo-

23 comentarios:

Jo dijo...

el amor es ese que flota o te hace sentirte tan confiado... que en cualquier momento


te hundirá
pero ello lo hace divertido, e interesante, te distiende te hace que te lleves algùn raspòn y sin duda aunque parezca uno masoquista
queremos de nuevo adentrarnos en esa ola

a veces al amor yo lo comparo con la montaña rusa pero esta acepción me gusto


besos canalla

jess dijo...

Ouch!!

Cuando vi la imagen sólo pude pensar en "suuuurfing in U.S.A.".... y luego que leí más abajo pensé: "ouch!!".... jiji :P

Todos los deportes extremos, incluyendo al preferido de Cupido, suelen elevar la adrenalina momentáneamente, para luego tomar fuerzas y seguir esperando el hecho externo que nos indique que es hora de volver a enajenarnos.

Saludosssss!!!

PD.- Y qué pasa con los que no somos buenos ni surfeando ni bailando????

Potter dijo...

Genial, un poco desolador el hecho de ya no regresar a surfear con el frenesí de antes... buena rola.. muy Tarantinesca! Loved!!!!

Un abrazo Canalla

Ivanius dijo...

El buen practicante sabe que la superficie de la tabla es limitada... a menos que realmente sepa emplear a fondo su equilibrio. Para surfear, claro.

Magnífico, Don Canallo. Un abrazo.

emilio dijo...

Como simil no está mal... por eso mi cama es de láminas de madera.., se surfea que da gusto. Es broma, un buen post... mira que eres canalla.

Un abrazo desde mis Noches Blancas.

QUANTUM dijo...

Dichosos los que han bailado con los dioses, porque sienten y saben lo que es ser LIBRE.

Qué tal Canalla !!

En lectura de este post me dan ganas de un día subirme a la tabla y una vez deslizándome decir: ¡ARROZ!.

Sabe?! a veces escucho a el Warpig y al Reverendo, integrantes de "Lost acapulco", que luego trasmiten en la estación de radio "Reactor 105.7 fm". Así pues, pongamos un poko más de SURF

Canalla, siga disfrutando el día !!

marichuy dijo...

Canalla

Supongo que las sensaciones -emoción y adrenalina derramada- generadas por el surf, deben ser muy similares a las sentidas al esquiar en la nieve. Y concuerdo con Jess: las relaciones amorosas, a veces, semejan la práctica de un deporte extremo. Como sea, de una fractura, uno se recupera (casi siempre de manera total), en cambio, hay algunos descalabros amorosos muy difíciles de remontar.

Un beso

PS me gustó tu foto; la fotografía en blanco y negro me encanta.

El vecino del 4º dijo...

la sensación de libertad se encuentra en cualquier actividad, en el surf, es evidente, cada uno busca cómo llegar a ella...

tu vecino del 4º

MauVenom dijo...

Durante dos años viví en una playa predilecta de los surfers

así es, vivía en la mera playa en una casa que jamás podré repetir con un espectáculo visual que probablemente perdí para siempre y del cual guardo la imagen más hermosa de mi vida

pero esa es otra historia

la que nos importa hoy es que sí sé de lo que estás hablando, como siempre, con la curiosidad de un gato pero sin su habilidad, decidí adentrarme en el surf y conseguí que mi casero me prestara una tabla

con los consejos de algunos gringos y mi total inconsciencia ante la fuerza del amado e irrepetible Pacífico anduve trepándome en las azulísimas olas llenas de delfines y gaviotas impertinentes

fui feliz, amigo... de una manera amateur y lejana de lo profesional pero supe lo que era treprarme y navegar hasta que me aventaran en la playa sintiéndome un poco dueño de la vida

profesional nunca, ni siquiera bueno... pero sí libre.

Shit... me duelen los adentros en este momento.

Un abrazote.

Anónimo dijo...

sabes, si yo volviera a nacer me encantaria involucrarme de manera trascendente en el mundo del surf, digo, no lo ago en esta vida porque le tengo un poco de tirria al sol =0p - pero es que todo lo que se refiere a esta cultura, me llama la atencion mucho desde la musica, los lugares paradisiacos la actitud de quien esta en el medio es realmente algo que hay que vivir de cerca.

Que buen post, me gusto un buen!

un beso

Canalla dijo...

Jolie: Si, por ser sensaciones tan contrastantes y envueltas de total incertidumbre es que son adictivas, como el efecto de una montaña rusa. Un beso.

Canalla dijo...

jess: Claro. Como le digo a Jolie se trata de un asunto muy adictivo... y ya sabes lo que pienso al respecto: quien realmente lo quiera, aprende a moverse bien en cualquier terreno... El secreto es el maestro :p Besos.

Canalla dijo...

Potter: Una de las pocas cosas que realmente lamento es ya no surfear. Siii, muy buena la musiquita de Los Santísimos Snorkels; el disco es Surpherstroika, de 2009. ¡Un saludo!

Canalla dijo...

Ivanius: ¡Exacto, mi buen amigo! De las veces en que es más certera la frase aquella de los viejos: "más vale mañana que fuerza" y, también, más vale instinto que ciencia :D ¡Un abrazo!

Canalla dijo...

emilio: Me ha hecho mucha gracia tu comentario: te imaginé bien sujeto, con gran aplomo, segundos antes de enfrentar la siguiente embestida :p ¡Saludos!

Canalla dijo...

QUANTUM: Como siempre digo, lo mejor aquí son los comentarios: imaginé al buen Mauricio Garcés trepado en una tabla, con todo y coprotagonistas femeninas en traje de baño XD. Bueno el video de Lost Acapulco. ¡Saludos!

Canalla dijo...

marichuy: Un verdadero deporte extremo, donde las peores lesiones son las del alma aunque, esquiar en nieve, me conformo con imaginarlo. Nunca tuve oportunidad de experimentarlo :( aunque estoy seguro de que me hubiera gustado :) Un beso.

Canalla dijo...

El vecino del 4ª: Bienvenido. Si. Cualquier actividad que realmente nos satisfaga, nos brinda esa grata sensación de libertad... ¡Saludos!

Canalla dijo...

MauVenom: Me asombran coincidencias como las que eventualmente tenemos: de hecho, viví casi dos años a 20 metros del mar, en Zicatela, cuando aquéllo todavía era un paraíso. Creo que en el surf no hay profesionales, en el sentido que se da al término en otros deportes. Sólo buenos y malos amateurs. Pero lo que platicas estoy seguro que está grabado, con tinta indeleble, entre tus mejores y más preciadas emociones. ¡Un abrazo!

Canalla dijo...

Sonia: Diste en el clave de lo que no logré transmitir con el texto. Es realmente toda una cultura, que sólo desde adentro logra apreciarse mejor y, eventualmente, aquilatarse, como una experiencia de vida positiva. ¡Anímate, y deja un rato esa tirria! :) Un beso.

Anónimo dijo...

Hola Canalla!
se oye medio cruel el saludo...
una muy buena analogía la que planteas en este post...
pero el ser humano en ocasiones es tan impredecible que no le importa los descalabros y malas experiencias y vuelva a intentar una y otra vez... y cuando al fin logra los objetivos, se engolosina... y es ahi donde...
sin embargo sin ese tipo de experiencias extremas que aburrido seria todo, no crees?
enormes abrazos
=)

Canalla dijo...

Hola, Ana!

Tan impredecibles, como humanos, tan adictos a las emociones fuertes como víctimas suyas, pero mejor así que sólo aburrirnos y aburrir, coincidimos.

Un abrazo también para tí!

SKIZO dijo...

In your honour and in the honour of wall the Writwrs and Poets, I published an ilustration.