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24 marzo 2011

Temblando de miedo

Perdí la noción del tiempo.
¿Cuánto tiempo llevábamos en esta guerra interna contra nosotros mismos?

¿Uno? ¿Dos? ¿Cuatro? ¿Ocho? ¿Nueve? ¿Doce años?

Entré por debajo del láser que escaneaba a mi persona, miré a los guardias que me saludaban seria pero cortésmente, tomé el maletín que contenía mis documentos y apuntes, y me dirigí a la celda aislada a la que acudía cada lunes desde que empezó todo esto.

El sonido de mis tacones resonaba en todo el edificio en donde nadie más, ni siquiera las mujeres, usaban ese accesorio femenino.

- Buenos días consigliere.- Dijo el general en turno.

- Buenos días general.- Respondí sonriendo.

- ¿Cómo se ha comportado?.- Proseguí.

- Lo mismo de siempre, sólo habla con usted, y en cuanto termina su entrevista semanal, sus labios se cierran y se abren únicamente para alimentarse.

- ¿Qué es lo que está leyendo ahora?.- Dije mientras quitaba mi argolla, mis aretes y el broche de mi pelo.

- Hans Kelsen.- replicó el hombre uniformado que estaba parado enfrente de mí.

- ¿Otra vez?!?!.- respingué yo de manera extrañada.

- Ahora pidió la versión original en alemán.- Dijo él mientras yo iba dándole la espalda para entrar al cubículo donde todos los lunes, platicaba una hora con el hombre más peligroso y más inteligente de todo el país.

Entré al cubículo custodiado por cámaras y micrófonos.

Tomé asiento en una de las dos sillas separadas por una pequeña mesa de dos metros de largo, del otro lado y frente a mí, él se encontraba sentado, viéndome fijamente como desde el primer lunes en que inició mi investigación con él.

- ¿Teoría Pura del Estado, ah?.- Dije yo haciendo una ligera mueca de sonrisa.

- El siglo XX es todo de Alemania.- dijo él en ese tono elocuente que tanto me atraía.- Se elevó, se fue al inframundo, resurgió de las cenizas, fue al paraíso, volvió nuevamente a los dominios de Hares, y poco a poco, con método y constancia recuperó su honor.-

- ¿Y el siglo XXI? ¿A quién le pertenece?.- dije sin quitar mi vista de sus enigmáticos ojos oscuros.

- Si te digo por quién apostaría todo lo que tengo, no sería una apuesta equitativa, ya que es un volado donde no tengo nada qué perder.- Dijo él con su ironía tan característica.

- Todos tenemos siempre algo qué perder.- Respondí yo.

- Quizás tú tienes mucho qué perder, pero yo ya lo he perdido todo consigliere.- Dijo él en tono irónico, y antes de que yo pudiera proseguir, cambió radicalmente el tema.- ¿Por qué no traes puesta tu argolla?

Titubeé a dicha pregunta ya que en ningún momento observé que su mirada bajara a mi mano.

- No se me permite entrar con nada metálico.- Respondí extrañada.

- ¿Por qué tus ojos no brillan de manera diferente?.- Dijo nuevamente él mientras tomaba la conducción de la conversación.

- ¿Perdón?.- Dije yo sin querer responder algo que no debiera saber él.

- El hecho de que yo esté alejado de cualquier medio de comunicación consigliere, y sólo tenga acceso a las letras clásicas, no me impide proveerme de los medios de saber lo que necesito o lo que me interesa.- Dijo él fríamente.- Te recuerdo que estamos sumergidos en un mundo que yo diseñé, el caos del exterior es mi obra maestra, le aposté a las bajas pasiones de esta pútrida sociedad y no ha habido en toda mi vida, un sólo pronóstico mío que haya sido incorrecto, nuestra raza necesita una purificación, al igual que el mundo necesitó una purificación de la raza judía, con la diferencia de que nuestra aniquilación no vendrá por parte de una raza aria, sino de nosotros mismos. Sé muy bien que estás aquí como cada lunes, desde hace años, para investigar cuál es el botón que paralizará la guerra que está siendo librada allá afuera, pero me ofendes si crees que seré lo suficientemente idiota como para darte las respuestas que necesitas, aún y cuando sepas disfrazar muy bien tus preguntas. Si he accedido a hablar sólo contigo es porque tú misma eres la muestra de la pasión para mí, mis bajos deseos se ven saciados con tu presencia, tu mirada es la única interrogante para la cual no tengo respuesta alguna, y he llegado a pensar que en sí mismos, tus ojos son mi válvula de escape para no enloquecer entre estas cuatro paredes. Oh sí consigliere, tú eres la musa perfecta para mis fantasías, y por ende, la carnada perfecta de los endebles lidercillos de este país para que yo muerda el anzuelo y te prevenga qué es lo que viene.

Nunca había entendido cómo ese hombre había cometido tantos delitos graves, si parecía tan inofensivo y cuerdo.

- ¿Crees que tu próximo matrimonio iba a ser una noticia ajena a mí?- Prosiguió él.- ¿Realmente lo creías? Eres la mujer más famosa de este país consigliere, no hay un sólo paso tuyo que no esté vigilado día y noche, ¿Qué tiene ese hombre que te ha hecho elegirlo de entre todos los que estamos prendidos de tu encanto? ¿Tiene algún destello de inteligencia? ¿Tiene lucidez o claridad mental? ¿Te hace estallar en la cama?..... ¿Y sabes por qué me causa tanta intriga consigliere? Porque el brillo de tu mirada ha sido el mismo con el que has entrado en este cuarto desde la primera vez, porque conozco claramente la manera en la que una mirada brilla cuando hay euforia detrás de ella, lo cual me hace apostarle a que no estás siendo honesta con el siguiente paso que habrás de dar, y te repito, yo nunca he fallado en ninguna de mis aseveraciones hipotéticas.

Me quedé petrificada escuchando atentamente cada una de las palabras que él pronunciaba. No podía creer que ese edificio de "alta seguridad" tuviera gente que creyera más en ese hombre que en el Estado.

De repente tuve la sensación de que todo lo que yo había hecho en esos años desde que entré a trabajar para el Gobierno Federal, era simple y sencillamente tiempo tirado a la basura.

Volteé a verlo nuevamente, por unos instantes todo lo que él representaba era más atrayente que lo que yo misma era parte.

Me puse de pie y caminé hacia él.

Miré hacia las cámaras de seguridad y di la indicación de que desactivaran los campos de seguridad de él para que pudiera ponerse de pie.

Al ver que mi orden no era acatada, les recordé mi investidura y los campos fueron desbloqueados.

Él observó cuidadosamente todo lo que había sucedido, se puso de pie, y en un rápido movimiento, se colocó detrás de mí y me sujetó de la cintura.

Pude ver que detrás de los cristales todos se ponían de pie, a lo que yo indiqué que siguieran en su lugar.

Sentí la manera en que su respiración se impregnaba en mi pelo y su tacto fuerte sometía mi anatomía.

- Tu compañía es lo único que puedo perder.- Dijo fríamente él.- No tiembles consigliere, a ti nunca te haría daño.

Y sin que mi mente coordinara mis palabras, mi piel se conectó a mis labios y pronuncié quedamente:

- No estoy temblando de Miedo.-  

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Clap, clap, clap, clap, clap, clap, clap, clap, ovación de pie!!!!!!!!

Anónimo dijo...

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jess dijo...

joven Pablo, usted siempre sacándome intensas sonrisas.

No sé cómo le hace para encontrarme cuando publico.

Seguro que todos los bloggers quisieran tener a un lector tan detallista como usted.

:)

Un abrazote!

marichuy dijo...

La guerra más dura, larga, ciega y -a veces- casi imposible de ganar, que libramos no es contra un adversario externo sino contra nosotros mismos.

¿Tanto así, como tiempo tirado a la basura? No creo, algo bueno habrá sacado el personaje. La pureza, siento decirlo, no existe. Ni siquiera la legal, con perdón de la memoria de Kelsen. Si no, nomás mira a este país con sus podridos sistemas legal y de justicia (¿ya viste 'Presunto Culpable'?).

Un abrazo, Jess

MauVenom dijo...

Quizá en ese momento no pero probablemente después llegaría el miedo, tarde o temprano

si a la otra persona, a uno mismo

pensando en que los juegos riesgozos tienen un precio, he descubierto que la valentía no está necesariamente conectada a la cordura.

Una historia sexy en un ambiente enrarecido.


Besote

Anónimo dijo...

Tan solo estoy pendiente de los lugares donde publica y en cuanto lo hace, la disfruto, no sabe cuanto la disfruto, me gustaría leer mas de sus letras, solo la sigo en 2 lugares, hay alguno mas?

Lindo ombligo de semana.

Saludos

jess dijo...

Mi estimadísima Marichuy, la pureza legal de Kelsen es columna imprescindible de cualquier jurista.
Para aterrizar a la realidad debe apostarle a sus propios cimientos. :)
Y no! no he visto a PC! Todos me la recomiendan pero el derecho penal no es mi fuerte, y ...... la verdad, le tengo cierta animadversión... :(
Es sucio e impío, nada qué ver con el derecho civil..... :)
Un fuerte y efusivo abrazo!!!


Mau, wow! fíjate no lo había visto de esa manera!
".. la valentía no está necesariamente conectada a la cordura.".
Viéndolo así, me das nuevas ideas para mis siguientes entradas! :D
Besos sucios galán!!!


joven Pablo, sólo publico en estos dos lugares. :)
Gracias, en verdad gracias por el seguimiento. :)
Cuando publique mi primer libro jajajaja, te obsequiaré un ejemplar autografiado. xD


Grazie Mile por sus comentarios!!

Ivanius dijo...

Tiene que haber miedo, porque sin él no habría valor, sólo temeridad.

Saludos (muy) tardíos.