.
.

27 enero 2011

Para salvar el día






Por MauVenom


Observo su rostro en el reflejo del cristal, ve hacia afuera porque el túnel recupera lo que se le va de las manos, lo sé. Entró al vagón y me atrapó en su neblina, tomó asiento para refugiarse en la repetitiva obscuridad de la ventana y evitar a un extraño que podría ser yo. El metro no permite encubrimiento pero nos diluye en un desinterés eterno.

El ácido de sus lágrimas supera mi blindaje y quisiera acabar con el desastre en un acto sobrenatural que en la acritud resulta nulo, busco justificación, no encuentro y mi escasez cancela la entrada a una escena de la no estoy seguro haber querido ser parte.

El invierno avanza con nosotros.

No advierte mi mirada, menos mi corazón inepto que contempla un objetivo de destino trunco cuya rendición la convierte en un fenómeno asombroso.

No supe tocar a la puerta de la casa de cristal, tras las ventanas del vagón llega mi estación y me levanto esperando componer una sonrisa que en jornada regular costaría cara pero que en ese momento pudo haber salvado el día

el mío.

El convoy se fue y sin motivo recordé gente de horas precisas, busqué un reflejo que inventé rápido y vi en esa mujer lejana una imagen próxima y distante. Inevitable pensar en los cómplices que perdemos por  extinguirnos afuera de un cristal. Hay que desparecer en lo que somos lo que fuimos, insisto.

Decidí sonreí de cualquier forma. Nada pude hacer por ella pero aún quedaba yo.



Derechos Registrados
Safe Creative
Edit Work: 1101278356314



 Imagen:  Ephemeral Visions


8 comentarios:

la MaLquEridA dijo...

Esto me sonó muy egoísta y cruel.

MauVenom dijo...

Jajaja, mi Malque!

tú nomás no me entiendes nunca.

Besos, gracias por leerme siempre.

marichuy dijo...

Ay mi Mau

esta ciudad tan caótica y uno tan neuras, a veces todavía es capz de sorprendernos. La ciudad su gnete, nosotros. Vemos pasar la vida, como vemos pasar un convoy del Metro de la Ciudad de México. Y sin embargo, en ocasiones, muy de vez en vez, aún somo capaces de detener nuestra mirada en el reflejo triste y melancólico de una ventana en movimiento.

Beso

MauVenom dijo...

Así es Mari, la ciudad tan vista es capaz de sorprendernos con hechos tan simples como observar a una persona triste en el reflejo de un cristal

y con eso descubrir señales de vida en nuetro interior

no pasa muy seguido pero con un poco de atención o suerte nos toca ser testigos... me pregunto ahora cuántos testigos de lo que es uno andarán por ahí.

Besos

jess dijo...

Siempre eres testigo en tus relatos Mau!

Siempre haces parecer que lo que ves es el tema central, cuando uno no puede observar más que lo que hay en el interior.

De las estaciones..... yo hubiera preferido bajarme en Primavera, a menos claro, que trajera mi kit friolento al hombro.

Besos sucios galán!

MauVenom dijo...

Tú porque eres buena observadora. Deescubres el tema en el tema. Soy testigo y cuento, cuando me toca el sucesode manera personal, me quedo mudo.

Y me he subido a mi propio metro para bajarme también en la siguiente primavera, llegando ahí caminaré.

Besos sucios, niña bonita.

Ivanius dijo...

Lo bueno es saber que el objetivo, querámoslo o no, pasa por transitar, pero no es el tránsito. Al menos, no siempre. Lo otro inevitable es tener los ojos abiertos, para que el paisaje nos alimente... o nos enseñe algo.

Yo no me bajo; sólo a veces transbordo.

Abrazo, tarde, pero abrazo.

aus dijo...

a los cómplices es difícil perderlos, siempre estarán dentro del cristal, esperando...