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17 marzo 2011

Medicamentoso





Por Mara Jiménez

Aspirina, o ácido acetil salicílico para quitarme de encima la pesadez de sangre que tu paso deja tras de sí, a lo mejor fluya más la vida por mis venas.

Butilhiosina, para evitar esos calambres estomacales que me acometen cada vez que tu voz estruendosa resuena en mis vísceras con tu famoso “adiós”, que no deja lugar al “hasta pronto”, ni cabida a la pregunta de “¿hasta cuándo?”.

Captopril, para relajar la tensión y sentir que el corazón no se me va por el pecho en la soledad de la cama interminable.

Dalacín emulsión cutánea al 1%, que me evita ver las laceraciones que exhibe mi piel ajada, después de los pellizcos feroces que acompañan a la duda de llamarte o no. Con la misma mano que sostengo el teléfono, voy enterrando mis uñas para castigarme, por débil.

Ergonovina, en dosis suficiente para evitar que mis lunas periódicas entorpezcan tu pasión; ya me las arreglo yo después con el desajuste… a solas.

Fenilefrina oftálmica, pues la rojez de mis ojos son pruebas de mis lágrimas “por gusto”, como tú las llamas, y no quiero que te molestes una vez más.

Gabapentina de 300 mg, pues tengo pudor de que algún día mi amor se derrame sobre ti en forma de una convulsión inoportuna.

Haladol o haloperidol en su forma genérica, que apacigua mis sentidos y me regala unas horas de dormir profundo, sin soñar contigo ni con nadie.

Indometacina, para desinflamar los sentidos y sentires, y poder aparentar que nunca te esperé.

Ketotifeno, para el asma y la falta de aire que me da tu indiferencia.

Levamisol, para evitar que los sentimientos parásitos se instalen entre nosotros.

Medroxiprogesterona, evitando así procrear tu ser, y sentir tu vida para siempre en la mía.

Nicotina, prendo este cigarro para seguir esperando sin temblar. No has llamado, ni sé si llegarás.
Omeprazol, que calma mi estómago y los ácidos buches que suben a burlarse de mi amarga situación.

Penicilina inyectable, pero mejor tomarla, no sea que me pudra en esta espera.

Quetiapina, pues al final puede ser que ese psiquiatra haya tenido razón; es más, doblaré la dosis a su salud.

Quetiapina, dos más para brindar por la próxima hora que se me escapa esperando tus manos.

Rimonabant, que controla la glucosa y me quita el hambre. Guardo tu cena como la ambrosía de los últimos dioses.

Quetiapina, antipsicótico de amplio espectro para el tratamiento de cuadros de psicosis agudas y crónicas incluyendo la esquizofrenia y el trastorno bipolar… quedan dos más en la caja y una botella de vino me sonríe amistosa… creo que dormiré ...

Cuando llegues, despiértame si puedes.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Tu no serás hija de médicos no??? Estoy llamando a las farmacias del ahorro para preguntar por tus recetas pero la operadora me pide la cédula profesional de tu juramento... Hipocriatico- le digo...

Silvita dijo...

Acupuntura, corona de espinas, cilicio de las enfermedades.

Anónimo dijo...

jaja! Siempre fue patente tu erudicion sobre medicamentos.
IVAN

Anónimo dijo...

todo un coktel!!!...
:)

pero a mi que no me despierten.


besitos nena

jess dijo...

Qué increíble cultura medicamentosa tienes Mara!!!!

Yo todo pretendo curarlo con vaporrub.

No ps no, no hay noción.

Aprendí
Bastante
Contigo
De
Enfermedades

jejejeje.

Un abrazote Mara!!!!

marichuy dijo...

Querida Mara

Como quien dice: o se vive o se la pasa uno sano. Todo junto no se puede. Hay un film de François Ozon llamado "Le temps qui reste" donde aparece una abuela (la gran Jeanne Moreau) que es muy saludable pero, claro, se toma un cóctel de pastillas, vitaminas y demás menjunjes. En una escena ale dice a su nieto: este potingue de pastillas no evitará que yo me muera, pero cuando lo haga seré un cadáver muy saludable!

Beso sin hipocondrías.

josé manuel ortiz soto dijo...

Hola, a todos los minificcionistas.
Estoy realizando una antología virtual de minificción mexicana.
A los interesados, comunicarse
manolortizs@msn.com

les dejo el link de la antología

http://1antologiademinificcion.blogspot.com/
Saludos.

Mara Jiménez dijo...

Anónimo: O sea que no niego la cruz de mi parroquia???? No pidas esas pastas a la del Ahorro, casi todas requieren insana prescripción. Gracias!

Silvita: Y con el mismo látigo, hay quienes castigan a los demás con su insalubridad. Parece que esta mujer creyó más prudente el suicidio. Pobre!
Gracias!

Ivan: Pos que te digo... ya sabes como aprendí! ;) Besos y gracias!

Sonia: Pero con esa alma buena, tu no necesitas cocktail,shhhhhhhh! yo cuido tu sueño! =)) Besito! Gracias.

Jess: Sigue con el Vic que trae menos consecuencias... me acordé de una historia de mi abuela con el Vic... pero esta medio Hard Core. Luego te cuento! Gracias! Un beso.

Marichuy: Y no será también prudencia ser un cadaver bonito??? O pura vanidad??? en fin, que yo si tomo alguna que otra pasta antioxidante y redentora, pero que se le va a hacer. Me encantan tus referncias, las disfruto y me pones a investigar. gracias Marichuy!

A mi es a la única que siempre le cuelgan infomerciales? Pregunto.

MauVenom dijo...

Por alguna razón que aquí no contaré, en este momento y contrariamente a lo que ha sido el resto de mi vida, estoy tomando una fuerte cantidad de medicamentos

espero que acabe pronto pero

antes de eso, e inspirado por ti, he de encontrarles una vuelta, el ´twist´ que me haga tragarme dos cosas y no una, el remedio que manda el doctor... y la razón que manda mi capricho.

Me encantó.

Kiss

Anónimo dijo...

Me gusta lo que he leido, Mara. Dos artículos hasta hoy. Uno me hizo llorar (el de la patria) y este me hizo sentir angustia por el personaje. Hay personas que sí se lastiman a sí mismas para castigarse, otras que no pueden respirar sin la existencia de alguien más en sus vidas. Yo me pregunto: ¿de qué o de quién huyen? ¿quién las lastimó tanto y no les enseño que el verdadero tesoro, son ellas mismas?
Me gustó la habilidad para entrelazar la historia, los sientimientos y cada medicamento. Pero por poco, de nuevo me haces llorar. Bonito día! :)

Mara Jiménez dijo...

MaU: Mientras no te tomes el alfabeto completo... Pero no les hagas mucho caso a los médicos, que ellos osn los primeros en echar mano de sus propias firmas para recetarse sustancias enajenantes. Espero que todo este OK, my commander in chief.
Me encanta que te encante.

Anonimo: No es que mi objetivo sea hacer llorar a nadie, pero si en el escabroso camino de la sletras, hay una fibra de emoción involucrada... misión cumplida. Muchas gracias por tus comentarios! Saludos!

Ivanius dijo...

Me recordaste aquello de que "la vida no necesita efectos especiales, porque ya los tiene". Aunque a veces pareciera que los efectos especiales son los que la sostienen, con un hilo (o en un filo) muy delgado.

Un abrazo muy atrasado.