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30 julio 2009

desde la lejanía

Por marichuy


“Los exiliados son los inquilinos de la soledad” Juan Gelman



Ya falta poco, en cuestión de horas habré llegado a la última parada de mi viaje. Después de haber deambulado por tantos sitios, siempre de paso, rehuyendo ataduras, por fin tendré una morada permanente en esta ciudad. Creo que es justo finalizar aquí, pues fue en esta misma ciudad en donde hace treinta y un años, di el primer paso del que terminaría siendo el periplo de mi vida.


Llegué aquí sin tener idea clara de lo que haría. No lo había planeado con antelación; una cosa eran mis sueños adolescentes y otra muy distinta, tener el suficiente carácter -y encontrar la oportunidad- para hacerlos realidad. A los 23 años no sabía gran cosa de la vida; no conocía nada fuera de aquella ciudad a la que llegué desde mi pueblo natal siendo un adolescente y resultaba ocioso pensar en conocer otros lugares. Aún así, yo soñaba con hacerlo algún día. Tenía la cabeza llena de duendes, como decía mi viejo maestro de la Academia o repleta de demonios, como me dijo alguien más. Siempre fui inconforme, rebelde y terco; me costaba adaptarme a las restrictivas normas imperantes en mi país en aquel entonces. Pero a diferencia de muchos transterrados, yo no era un perseguido a causa de sus ideas; en ese sentido, mi historia dista mucho del heroísmo. Nunca pretendí la heroicidad, ni luché en pos de mis ideales; no arriesgué mi vida para defender o hacer valer los derechos de los demás. Nada de eso me movía ni obligaba; lo único que anhelaba y necesitaba, era conocer otros mundos; probarme a mí mismo que en otro sitio mi vida podría ser distinta; que existía la posibilidad de un futuro mejor al que estaba destinado de quedarme en mi tierra.


A pesar de que no fue algo premeditado, ni siquiera tuve tiempo de sentir temor; me limité a seguir mis impulsos, a aprovechar esa fortuita oportunidad, sin detenerme a reflexionar en que, al momento de saltar la barra de contención en ese aeropuerto, me convertiría en un desertor. Y eso terminé siendo; a partir de entonces me fue prohibido regresar a mi país; perdí mis derechos ciudadanos; de la noche a la mañana, me convertí en un hombre sin patria, sin nacionalidad, sin familia; sin nada. Pero en ese momento, lo único que me importaba era haber conseguido mi anhelada libertad… porque eso era todo lo que me quedaba. Mi historia anterior sería borrada por los guardianes del honor de la Patria abandonada. Tendría que crearme una nueva vida; recomenzar mi historia, solo en un país tan distante como distinto del mío; lejos de todo lo que había conocido: aromas, sabores, colores y sonidos de mi infancia; lejos de mi madre. Empezaría de nuevo como lo que ahora era: un exiliado.


Me dediqué a trabajar muy duro, buscando forjar aquello por lo que había abandonado mi país: una vida menos gris, un futuro más promisorio. Y al mismo tiempo, me ocupé de no penar ni añorar esa Patria que me era negada. Durante un tiempo lo conseguí; rodeado de gente que se sentía atraída por mi condición de desertor y por mi personalidad algo exótica ante sus ojos occidentales, disfracé la melancolía. Pero la soledad, como la realidad, tarde o temprano nos alcanzan y en medio de logros sociales y materiales, viví momentos de profunda y dolorosa soledad. Sentía nostalgia, no tanto por la tierra abandonada, sino por el muchacho que se quedó en ella; quise borrarlo y lo conseguí. De aquel chico con la cabeza llena de duendes y demonios, ya no quedaba gran cosa. Podía seguir siendo irreverente, nunca conforme con lo que conseguía; podría incluso seguir luchando con mis duendes y demonios internos, pero las ansias de descubrir y asombrarme se me fueron quedando en el camino, junto con las ilusiones. Entre tanto deambular por el mundo y regodearme en mis propios logros, olvidé para siempre una parte de lo que fui. Por eso decidí no regresar; allá ya no me quedaba nada; ni familia, ni deseos, ni ilusiones; apenas unos cuantos recuerdos que me llevaré conmigo.


Terminaré diciendo que aunque mi nombre se volvió célebre, a estas alturas del viaje la celebridad no sirve de gran cosa, porque al final de cuentas, célebre o desconocido, sólo soy uno entre tantos otros que abandonaron su país para jamás regresar. Alguien que vivió la mayor parte de su vida en el exilio y decidió permanecer así hasta el final. Me llamaban el tártaro y fui un gran bailarín; pero de todos los pas de deux que di, de todas las grandes coreografías que cree y recree, ningún paso fue tan espectacular, como aquel grand jeté con el cual burlé la barra de seguridad en el aeropuerto de una capital europea. Treinta y un años después de aquellos hechos, dentro de unas horas, justo cuando llegue el amanecer, yo habré de perderme en la lejanía... concluyendo así el periplo de mi vida. */





*/relato inspirado en un famoso personaje de la vida real -a quien la que esto escribe, admira más allá de la sensatez- y quien desde luego, jamás habría contado algo semejante.






imagen tomada de www.arteinformado.com/

61 comentarios:

Sue dijo...

PRECIOSA INSPIRACIÓN.

Alejandro Aparicio Morales dijo...

muy buen relato
aunque desconosco el personaje que refiere el relato
me encanto que mencionaràs esos demonios y su contraposicion en nuestra cabeza
y el inicio, los versos del maestro Gelman muy favorables para iniciar
un abrazo amiga
saludos
que tengas un grandioso dìa.
adios.

MauVenom dijo...

Alguna vez leí de casos en los que algunos exiliados podrían tener sus cosas en cajas por décadas esperando el momento para volver

con mucha suerte tendrían hijos y aunque no serían comprendidos por ellos al menos eso los haría pertenecer a su nueva tierra

pero la nostalgia no se va nunca, yo nunca he sido exiliado pero sí he tenido que vivir en lugares diferentes y desde niño aprendí lo que es no estar en el lugar al que crees que perteneces

pero la situación es diferente, me imagino que cuando es forzosa debe ser el infierno.

Besos.

ROB dijo...

Me gusto el relato, la foto me trajo recuerdos de muchas tardes de soledad; dejar todo atrás y construir una vida nueva, tendría que ser un hombre sin memoria para no sufrir eventualmente.

El cola E´Flecha dijo...

¿Ho Chin Minh?

¿Onta la Mafis que ya no la veo por aquí?

Soledad dijo...

Vaya relato me ha encantado y aunque tampoco sé a quien se refiere y esa vida de exiliado, comprendo muy bien la parte de soledad y los demonios a los que se refiere cuando uno es joven, tiene la cabeza con esos pequeños demonios, con el tiempo se intenta que desaparezcan pero siempre quedara algo, espero leer mas cosas así, bssssss.

Ivanius dijo...

Aunque la nostalgia está muy bien reflejada, la sensación que me deja el relato no es esa.

Me hizo pensar en que todo lo que el personaje logró por su especialidad hizo que, a partir de su incursión, dejara de ser visto como algo odiosamente elitista, ajeno y enigmático y se convirtió en algo que valía la pena descubrir, como espectador o como participante. No por dejar de ser un arte, o por sencillo, sino porque en cierto modo parecía más comprensible.

Me trajo a la mente también una imagen poco técnica: un protagonista que avanza al horizonte y, con una juguetona simpleza, da un salto y entrechoca los talones en el aire.
Eso no es bailar, pero no deja de ser gozo. Lo demás, es asombro.
Buen retrato, Marichuy.

Anónimo dijo...

Reflejando y revelando una vida, una verdad mas que cruel es muy real que muchos saben, pero pocos viven y otros jamas se atreven.

Las condiciones de un exilio por voluntad propia o forzado por cualqueir circunstancia son muy dificiles desde muchos angulos.
Tantos personajes han pasado por esto para defender una idea, o un sueño, es heroico, a mi parecer.

Me encanto tu manera de contarlo nena, un beso.

Anónimo dijo...

De repente se me vino a la mente el bailarín Rudolf Nureyev, no obstante es muy posible que se trate de otra persona. Alguna vez tuve la oportunidad de intercambiar palabras con el coreógrafo Michel Descombey. Hablamos de la lejanía, de las distancias y del compromiso del artista más allá de cualquier dolor personal. Ahí salió a la plática Nureyev... Pero la distancia más dolorosa, el exilio autoimpuesto, como comenté en tu blog, es el más doloroso cuando se parte de la patria verdadera, la niñez.

jess dijo...

Yo creo que todos tenemos por de foul impreso el sentimiento abnegado de que algún día nos quedaremos sin familia...

... Pero sin Patria. Nunca.

¿Qué es la Patria sin sus Ciudadanos?

Un ciudadano despatriado, es como un horizonte sin Sol.

Muy buena entrada Marichuy!

Hugo Benitez dijo...

Hola Linda.
El exilio es algo tan personal que cada quien lo enfrenta y lo vive de manera diferente (lo personal te lo dejo allá en tu intimidad).

Aquí te dejo estos versos de Machado…

Caminante, son tus huellas el camino y nada más.
Caminante, no hay camino: se hace camino al andar.
Al andar, se hace camino, y al volver la vista atrás
Se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino, sino estelas en la mar.

Hace algún tiempo en ese lugar
Donde hoy los bosques se visten de espinos
Se oyó la voz de un poeta gritar:
Caminante, no hay camino, se hace camino al andar


Murió el poeta lejos del hogar
Le cubre el polvo de un país vecino
Al alejarse le vieron llorar
Caminante no hay camino, se hace camino al andar

Un beso.

Hugo Benitez dijo...

No sabia que aquí pasábamos por la censura… ¿acaso una mentada de madre vale mas que la libre expresión? Es una pregunta para meditar.

Potter dijo...

Mi omnipotente Reina de mil Amores y un solo Corazón... de pollo!

Un texto fabuloso, lleno de matices interesantes, de jugosos detalles desde la perspectiva de los exiliados. Me ha tocado algunas fibras muy personales, por lo vivido, por lo que vivo,y por lo que viviré...

Te he extrañado mucho, tus letras tu presencia virtual y tus cariños animosos por el interno, tu interno!

Excusame por la ausencia... un beso

Tu mayor y más conspicuo amante imposible

CLICK CLICK... dijo...

Clap clap clap!

Bien dicen los que saben que lo más difícil de irse es regresar

marichuy dijo...

Sue

Muchas gracias; eres muy amable

Saludos

marichuy dijo...

Alejandro Aparicio

El hombre de esta historia, debió librar una dura batalla entre sus duendes y sus demonios. Cuando se es tan intenso, los demonios suelen ganar más a menudo de lo que uno quisiera. Pero su duende, su gran duende, fue genial... como él.

Juan Gelman, exiliado digno donde los haya, dice que ha decidido morir en esa condición -en México. Cuando leí su discurso (hará cosa de un año y medio) de recepción aun premio que le entregaron en España esta frase me partió.

Te agradezco tu amabilidad

Saludos

Anónimo dijo...

el abandono a la patria, a la tierra que lo ve a uno nacer, es una cuestión complicada, a veces obscura y siempre extraña... se cortan de tajo las profesiones, se dejan atras gustos, costumbres, hogares, familias, amistades y la vida se puede decir que queda fragmentada
Por ahi lei que el exhilio nunca es pasajero, es una condición que el exiliado carga consigo, es irreversible - por que despues de un tiempo es dificil regresar y ya no perteneces a donde creias pertenecer...
un abrazo Marichuy y sería interesante mencionaras el nombre de la persona que te inspiro a escribir
=D

marichuy dijo...

Mau

Cuando supe de eso que comentas -hace algunos años-, no pude evitar sentir tristeza; debe ser horrible.

Muchos somos transterrados; a veces por circunstancias de la vida y otras, hasta por elección propia; y sí, algunas dificultades pasará. Pero creo que nada se compara a lo otro; a saber que no puedes regresar.

Un beso

marichuy dijo...

Gerapo Trezoo

Esa foto me fascinó; uno la ve y es casi inevitable no sentir algo de melancolía; y también, eventualmente revivir lo que ya has mencionado: las tardes que sea ha transitado por caminos inciertos y llenos de soledad.

Muchas gracias por tu comentario

Saludo

marichuy dijo...

Abraxas

¿Ho Chin Minh? No sabía que era tártaro y menos bailarín.

marichuy dijo...

Soledad

Gracias por tus palabras.

Me parece que más allá de la identidad del personaje -con la salvedad de algunas particularidades-, este relato podría retratar a más de un transterrado.

Saludos

marichuy dijo...

Ivanius

Creo que uno de los más grandes aportes de este tártaro -bello, talentoso, intenso, irascible, arrogante y genial-, fue eso que mencionas: lograr que ese arte hasta antes elitista, fuese despojado de esa característica tan restrictiva.

Yo tengo la esperanza de que allá en donde esté -el cielo o el infierno-, aún siga asombrando a los espectadores con sus "pas de deux" y uno que otro "grand jeté"... para saltarse las barras de contención que encuentre en su camino

Gracias Ivanius

marichuy dijo...

"muchos saben, pero pocos viven y otros jamas se atreven"

Sonia

Muy cierto, muchos lo hablamos, pocos lo conocen de fondo y otros muchos... jamás se atreverían.

Gracias por tus palabras

marichuy dijo...

Doctor

En muchas ocasiones la infancia es eso: la patria perdida [¿recuerdas ese film del que hablé hace tiempo, "Les Quatre Cents Coups"? Justo toca esa experiencia]

Me hubiera gustado ver trabajando juntos, a mi adorado Rudy Nureyev y al maestro Michel Descombey. Enorme par.

Saludos y gracias

marichuy dijo...

Jess

Pienso ahora en todos aquellas victimas -de las dictaduras, las guerras, las invasiones- que debieron abandonar su tierra para siempre y que en no pocas ocasiones, al hacerlo perdieron no solo se quedaron sin Patria, sino también sin familia.

Gracias Jess
Saludos

marichuy dijo...

Huguito

Tu conoces a fondo del tema; yo sé.

Gracias pro los versos de Machado y por el beso.

Besos

PS Ya quitaron la moderación de comentarios.

marichuy dijo...

Querido Potter

No sé si sentirme bien por haberte tocado algunas fibras muy sensibles o si por el contrario, sentirme un poquito mal porque ya con lo que estás viviendo tienes suficiente.

Entiendo tu larga ausencia; sé que ahorita estás en una etapa de transición y que no puedes estar conectado a Internet de manera regular.

Los extrañamientos y los cariños son mutuos; bien lo sabes.

“Tu mayor y más conspicuo amante imposible”
Así es; ni más ni menos, querido y además, con la venia de tu santa Madre y hasta con la de vos sabés quién.

Besos

marichuy dijo...

Hermes

Seguro que sí; ellos saben de lo que hablan.

Muchas gracias por tu comentario.
Saludos

marichuy dijo...

Ana

Dice Tomás Eloy Martinez:

"Del exilio nadie regresa"

No sé qué tan determinante sea esto, pero algo habrá de cierto; él también sabe de lo que habla.

Tema complicado, duro, difícil, oscuro y siempre distinto para cada quien.

Un abrazo

JP dijo...

-- marichuy, que tu texto este inspirado en un personaje real o ficticio no le impide trasminar tu persona, o mas que eso, la de aquellos que cortamos el cordon umbilical con la tierra que nos vio nacer y que lo mas seguro es que no se nutra de nuestros gusanos ya muertos. No importa cuan lejos llegues, seguiras comiendo esas tortillas que te nutren los recuerdos; no importa cuanto camines, todos los atardeceres van a ser iguales, un lento apagar la llama de tu corazon; por eso no olvides --cuando estes en ese lugar al que perteneces-- guardar en tus bolsillos todas las moronas que puedas, algun dia las necesitaras para saciar algun antojo

malbicho dijo...

"qué es la vida sin pasión"

ese gran salto a la libertad es digno de una película, de un poema, de un cuadro, de una sinfonía... y de un texto como éste, claro

saludos!

el7palabras dijo...

Marichuy,
escribe usted sin duda, más de lo que mis atrofiados ojos y mente pueden leer y comprender en tan poco tiempo.
Como que ponerse al día está difícil.
Pero esta si la tenía que contestar.

A mí generalmente me gustan los relatos contados con la cámara de lejos; tercera persona o más allá.
Los relatos en carta o remembranza siempre se me han atorado.
Mas no en este caso.
Como que lo leo y me acuerdo de alguien, o como que me gustaría ser el personaje. Pero... mejor no.

Porque estoy convencidazo de que no hay como ser mexicano en México, y por más que sea interesante la vida de un trashumante, agradezco mi circunstancia actual.

Ah, pero pata de perro si soy.
Yo creo que por eso me gustó también.


Le mando un saludo.

PS: ¿usted escogió los captcha o sólo fué coincidencia que me saliera "plaille"?

Un Hombre mirando al SudOeste dijo...

Y asi es como cada momento en la vida de alguien q decide, o se ve forzado al exilio, se transforma en un absoluto recordar... o mas aun, en un añorar, añorar el viento de las montañas q susurra suave y constante un vuelve, la caricia de la lluvia que te recorre completamente como una madre q te abraza protectora.

El exilio no es libertad, es un encierro exterior, la imposibilidad del retornar, esa carencia del seno materno para sentirte por fin protegido como un niño que llora al caer... al caer en la soledad del destierro...

marichuy dijo...

Querido Jota-pe

Dice Kavafis -que es genial pero muy melancólico- que la ciudad que dejaste atrás siempre irá contigo. Y también dice -seguro nomás por contradecirnos, jeje- que por más que le busques, la ciudad siempre será la misma, que no hallarás otra... porque no la hay.

Un beso
........

"Dices: Iré a otra tierra, hacia otro mar
y una ciudad mejor con certeza hallaré.
[...]
No hallarás otra tierra ni otro mar.
La ciudad irá en ti siempre. Volverás a las mismas calles.
[...]
Pues la ciudad es siempre la misma. Otra no busques –no la hay"
[...]

Konstantin Kavafis: La ciudad

marichuy dijo...

Malbi

Eso decía él "qué es la visa sin pasión"... y vaya a la suya le puso en grandes dosis.

Ese salto, "le grand jeté" que dio en el Aeropuerto de Le Bourguet, debió inspirar más de un film hollywoodense... me extraña no haberlo visto -aunque es probable que lo haya por ahí.

Gracias por venir a comentar a este sitio

Saludos

marichuy dijo...

Don Siete Palabras

A veces a mi también se me antojaría haber llevado una vida así, como la de este hombre, tan intensa tan cambiante, pero sólo él supo lo que por dentro le bullía, la gente y apasionada y llena de duendes debe pasarla mal de vez en cuando.

Fíjate que el sentimiento patrio, hace rato que los traigo un poco desdibujados; no sé a veces me cuestiono sobre mi sentido de pertenencia, en todo caso más que mexicano, el mío sería Chilango… sin haber nacido aquí, creo que esta caótica ciudad y yo, nos hemos entendido bien.

Muchas gracias por leerme y comentar.

Saludos

marichuy dijo...

Hombre mirando al sudeste

Es posible que -para algunos- el exilio sea eso que dices: un encierro exterior. No obstante, a veces, también en tu propio lugar de origen vives un poco exiliado, segregado.
En cuanto a la imposibilidad de regresar del exilio, debe ser peor cuando -como este personaje- allá en la Patria abandonada ya no te queda nada; acaso sólo tus viejos recuerdos y algunos quizá demasiado dolorosos, las sombras de aquello que te empujo a irte y entonces ¿a qué fin volver?

Saludos y gracias por tu comentario

Otro lector más que no tiene blog dijo...

¿Usted si acepta críticas y los demás no? o aplicaron el sentido común necesario de comunidades virtuales amateur y especializadas donde los puntos de vista son necesarios por respeto a los que nos tomamos el tiempo de leerlos.
Ojalá se trate de lo segundo.
El anterior escritor no publicó mi comentario.


Perfecto para introducción de un personaje. Análisis psicológico adecuado. No lo incluiría en microrrelato porque no veo atmósfera ni trama.
Me dejó usted esperando más.

Jo dijo...

y desde la lejania me acorde de Gelman

"El exilio produce una profunda sensación de desamparo, de vivir a la intemperie"

es eso que siempre acatamos y que otros pretenden que acotemos

"pertenecer"

marichuy dijo...

Lector que no tiene blog

Este escrito lo etiqueté como relato (quizá no sea ni un microrrelato y habría sido más apropiado llamarlo “reflexiones de una mente dispersa”), porque me parece que el relato es el género literario más flexible:

“Fotografía el momento. Un relato efectivo cubre una historia en muy poco tiempo […] como una instantánea de un momento particular en la vida de alguien”

Yo busqué retratar a este hombre en las últimas horas de su vida, momentos que dedica a repasar brevemente algunos de sus recuerdos y sentires como exiliado.
..........

En atención al tiempo que se tomó en leerme y a su crítica (aunque a destiempo de acuerdo la misma), le comento brevemente lo que sería un poco la atmósfera que rodea a este hombre:

"En la cama de un hospital en alguna ciudad de Europa occidental, un hombre de 54 años -oriundo de un país ubicado tras esa barda metafórica llamada "la cortina de hierro"-, espera el amanecer. Lo espera a sabiendas de con su llegada, él habrá de adentrarse para siempre en la lejanía; este hombre sabe que no hay marcha atrás y que ya sólo le resta esperar. Ya no hay posibilidad de retorno, como no la hubo tres décadas atrás, cuando él decidió emprender un viaje de ida sin regreso, abandonando su tierra, su familia y todo lo que había sido su vida hasta entonces, para adentrarse en los terrenos de la incertidumbre, la anhelada libertad... y el exilio"

Gracias por su comentario

PS En cuanto a su observación sobre la no-aceptación de la crítica. Me parece que en no pocas ocasiones, se pretende disfrazar de crítica -válida y legitima, por supuesto- a comentarios cuya única finalidad es molestar y hasta insultar al bloguero. A lo anterior se aúna el que la mayoría de las veces, dichos comentarios malintencionados se esconden tras el anonimato; lo cual, me parece, les resta cualquier asomo de legitimidad que pudiesen tener.
31/07/09 07:58 PM

marichuy dijo...

Jolie

Creo que esta frase que has puesto completa perfecto, la que encabeza este escrito.

En cuanto a los acatamientos y acotamientos, qué coas ¿no? Una nimiedad, apenas una vocal por otra y ya el significado es totalmente diferente.

Otro lector màs que no tiene blog dijo...

No debe limitarse.
Me presentó un personaje y lo vi.
Decirle que me dejó esperando màs, creo,usted, lo interpretó mal.
Este texto podrìa dar màs que un retrato de un instante, a eso me referí. El perfil psicológico de su personaje me pareció adecuado para un cuento, por eso me quedé con hambre de ver accionar a su exiliado en cualquier situación; después la muerte, no hay problema.
No entiendo por qué mí crítica estuvo a destiempo.
Agradezco que me ofrezca un ambientación. La invito a dejar en paz su texto durante unas semanas. Después, sentarse frente al ordenador y ambientarlo como usted quiera.

La explicación de la crítica y demás, no es necesaria, la entiendo.

marichuy dijo...

Lector que no tiene blog

Nooo. Lo que estuvo a destiempo no fue su crítica, sino mi ambientación; a destiempo, porque sólo se la di como una respuesta a su observación.

Saludos

mario skan dijo...

En la película Los unos y los otros de Claude Lelouch, hay una escena donde un bailarin se escapa en el aeropuerto, el papel lo representa el bailarín argentino Jorge Donn que después baila el bolero de Ravel.


Hermoso relato sobre el exilio, la identidad y lo que se pierde y se gana en post de la libertad.
saludos

marichuy dijo...

Mariano

Imperdonable para mí -que dizque me gusta mucho el cine-, no haber visto ese film que comentas. Es muy posible que esa escena del escape esté inspirada en este tártaro; después de todo, su espectacular salto escapista, ocurrió justo en la Patria de Claude Lelouch.

Gracias por venir a leerme acá

Pelusa dijo...

Marichuy:

Antes de leer "tartaro y bailarin" podia haber asegurado que el personaje era cubano -con esa egolatria propia de los que cargamos con esta insularidad en las venas- y ya tenia una lista posible de cubanos (yo incluida) exiliados, auto-exiliados, exiliados por imposicion... que se ajustaban a tu retrato.
Excelente!!!
Un beso

LUMPENPOETA dijo...

La realidad nuestra está llena de migrantes, yo mismo salí con expectativas de la ciudad que amo y vivo como en el exilio, mi ex está como exiliada en otras fronteras. Donde vivo las mujeres son mayoría por la migración de los hombres, hoy las mujeres también se van. Tu texto es de alguien que "la hizo", ahora imagínate una experiencia de los compatriotas que se van allende el Río Bravo con todas sus consecuencias...(hay algo así como 20 millones de mexicanos en EU) Acá las fiestas se hacen con compadres ausentes que mandan su óbolo desde EU y luego retornan el video para que vean que si se hizo la fiesta, DVD con postdata plagada de lágrimas y voces entrecortadas. La gente ya no se va por las ideas o persiguiendo a un amor en desbandada, sino por el sueño...americano. Gracias por tu texto.

Anónimo dijo...

Creo que la nota que pones al final desvía la atención que debería estar más centrada en el texto, cuento, relato, o como quieran llamarlo. No digo que no sea un recurso legítimo, digo que nos pone a adivinar quien podrá ser el famoso y el relato queda un tanto relegado.
Por este motivo he tenido que volverlo a leer con la incómoda sensación de haberlo olvidado, porque la nota final me arrancó con cierta violencia de la lectura, impidió que se sedimentara. Volverlo a leer, digo, obligándome a no especular sobre la identidad del personaje en la vida real.
Pues bien, creo que me embrollé un poco al inicio del segundo párrafo, porque así como no se sabe de dónde viene el personaje tampoco se sabe a dónde llegó y cuando dice "llegue aquí sin tener idea clara...", este aquí se confunde con el aquí del primer párrafo. Siempre se trata del mismo "aquí", en el sentido de "aquí, desde dónde hablo", pero son tiempos y lugares diferentes. No se trata de una objeción, sino de un señalamiento. En mi opinión esto podría mejorarse con algún pequeño cambio.
Por otra parte creo que el cuento, perdón, relato, tiene una gran intensidad, es un relato duro, no sólo por la melancolía del tema del exilio, sino también por la presencia de un misterio, el misterio de la identidad, creo yo, que es a fin de cuentas como un exilio inevitable, que todos sufrimos, aunque no abandonemos nuestra patria. Este misterio, me parece, está muy bien logrado, quiero decir, su atmósfera, y es mucho más interesante que la adivinanza que nos propone la nota final.
En todo caso: muchas gracias, seguiré leyendo.

marichuy dijo...

Pelusita

"con esa egolatria propia de los que cargamos con esta insularidad en las venas"

Jajá... y no sólo los insulares, eh?

Gracias que te gustó

marichuy dijo...

Lumpenpo

En el caso mexicano ese es el principal motivo: nuestros transterrados se van ante la falta de expectativas de todo tipo. Incluso los científicos -esa otra vergüenza llamada "fuga de cerebros"-, se van a la búsqueda de un futuro menos gris, que el que tendrían en un país donde la educación y la ciencia no importan a los gobernantes.

Por ello creo que, al menos en los últimos años, ya ni es siquiera lo hacen en pos de la idílica "búsqueda del sueño americano". Lo hacen sólo para encontrar un mejor modo de subsistencia... uno que en no pocas ocasiones dista mucho de ser idílico.

Gracias por tu comentario

marichuy dijo...

Malik

1. Quise aclarar que este relato estaba inspirado en un personaje de la vida real, porque se trata de alguien conocido (y luego no falta quien te acuse de "fusilarte" las cosas), cuyo escape en el aeropuerto fue un escándalo internacional allá en los años sesentas del siglo pasado. Pero tomo en cuenta tu apunte.

2. Sobre el aquí. El primer aquí, refiere a la ciudad en donde se encuentra en el momento de sus reflexiones (la misma ciudad en la cual inició su deserción, pero en la que no vivió los 31 años). Ahora bien, el segundo aquí: "Llegué aquí sin tener idea clara...", necesito pensarle bien cómo podría sustituirlo sin cambiar el sentido de la narración, pues se trata de la misma ciudad (¿quizá un "Llegué a esta ciudad...”?)

3. Tú puedes llamar a este texto como gustes; de hecho en mi blog jamás etiqueto así, pero en este blog así se acostumbra y pues yo opté por etiquetar a mis escritos como “relatos”, dada la flexibilidad que permite ese estilo literario [para cuento le falta mucho].

4. Y sobre la "intensidad" de este relato, agradezco tu apreciación. Él solía decir "qué es la vida sin pasión" y por eso, aún al final de su vida, quise retratarlo con algún resabio de aquella intensidad con la que vivió, claro matizada por las circunstancias propias del momento.

Muchas gracias por tu comentario

Sandra Strikovsky (Strika) dijo...

Querida:

Como siempre, leerte es un placer.

UN beso

marichuy dijo...

Querida Strika

Gracias por pasar a leerme acá.

Un beso

e. r. dijo...

Hola, Marichuy
como siempre, es un placer leerte.
Es Ho Chin Minh?
Además de fotos y escribir, también bailó?
Pregunto porque en las primeras respuestas lo nombran.
Hay tanto para hablar del exilio, es la verdad.
Saludos

marichuy dijo...

Ever

Por supuesto que no ¿a poco él era tártaro?

Tiene toda la razón Malik: nomás los distraje del relato, con esa nota final aclaratoria.

Saludos y gracias por pasar a este sitio a leerme.

Kyuuketsuki dijo...

Nureyev, again.

Que viva el rey de los bailarines, y mis respetos por siempre.

Mara Jiménez dijo...

Marichuy... boquiabierta y ojiaguada... ¿Es que Mau y tu se han puesto de acuerdo? Llego tarde a leer, después de haber pasado unas horas sacudiendome el recuerdo de volver de allá, de donde me fuí, para dejar un pedazo de mí ahí. La gente se va, se aleja, porque al final concluye que ésta e sla única vida segura que tienen por vivir, lo demás son demagogias religiosas o paganas, que nadie firma ni garantiza. Irse, Marichuy, es morir un poco, porque un día, al volver, si es que lo haces, descubres que algo de tí se lo tragó la propia historia.
Besote.

marichuy dijo...

Kyuuketsuki

Usted, mi estimado Arquitecto, hizo trampa: primero leyó mi post "Danzando", así que chiste, jeje.

Gracias por leerme acá Kyuu, en verdad te lo agradezco.

marichuy dijo...

Mara

Cuando escribí esto, tenía en mente tantas historias de exilios y a la vez ninguna.

Dices tú "irse es morir un poco"; dice Tomás Eloy Martínez "del exilio ya nadie regresa".

Y por su parte, mi personaje concluye: "de aquel chico con la cabeza llena de duendes y demonios [que fui], ya no quedaba gran cosa, por eso decidí ya no regresar."

Pero al final, por el motivo y bajo las condiciones que sean, resulta una experiencia dolorosa mi querida Mara

Un abrazo enorme

Fernando García Pañeda dijo...

La ambivalencia de nuestra vida nos lleva irremediablemente a dejar atrás ciudades, edades, ilusiones... pero tenemos la oportunidad de ir atrapando otras nuevas por el camino. El periplo puede acabar de tantas maneras...
Un abrazo.

marichuy dijo...

Fernando

Esa es la maravilla de los periplos (y de la vida misma): que nunca sabemos cómo va a terminar.

Gracias por pasar aquí, un abrazo