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12 agosto 2010

imagen distorsionada

por  marichuy

Puedo recordar casi con precisión cada pincelada suya. Describir el perfecto cincelado de su rostro, la limpidez de su piel morena, los reflejos desprendidos por su pelo cobrizo bajo el sol de medio día, la luz de su mirada alumbrando mi pequeño mundo de adolescente enamorada, casi embrujada. Mientras escribo esto, hago una pausa y cierro los ojos para aspirar, una vez más, el inconfundible aroma del café que elaboraba en su vieja cafetera italiana (negado a utilizar cualquier adminículo eléctrico cafetero, como solía llamar a las cafeteras de filtro de papel). La memoria es tramposa, como bien adivinó Proust y tantos otros después de él han corroborado. En mi mente dibujo su rostro, veo su sonrisa y revivo el estremecimiento que me provocaba su voz (ronca, algo pastosa; tal vez, su rasgo más seductor), explicándome con paciencia infinita cosas inentendibles para mí, y que yo escuchaba más embobada que atenta mientras abría desmesuradamente mis ojos, como sí así pudiese entender mejor. Llenaría hojas y hojas enumerando cada rasgo suyo, describiendo pequeños y grandes detalles; por ejemplo, la forma en que sostenía su pipa mientras la iba llenando de tabaco, con lentitud casi pasmosa, como si quisiese alargar el proceso y disfrute del mismo. Eso y más puedo rememorar. Traer al presente, reconstruir como un relojero que desmonta y vuelve armar una antigua pieza de relojería, nuestras largas caminatas, charlas y lecturas; sabores y aromas disgustados; su risa, poco frecuete, pero envolvente; su rabia, tan inusual como indomable; la ternura infinita de que era capaz, una vez cruzada la muralla de piedra con que se había recubierto años atrás de nuestro encuentro. Todo, menos la única cosa que más desearía rehacer, revivir, para convencerme de que en verdad ocurrió, que no sólo lo imaginé y creí cierto de tanto desearlo, en un intento pueril por suplir su ausencia y consolarme de su abandono.


La memoria, tramposa y extraña, capaz de llenar huecos con recuerdos de cosas que nunca existieron, no logra esclarecerme aquella noche en la que terminamos haciendo el amor. Apenas, entre brumas, alcanzo a escuchar la lluvia torrencial golpeando el cristal, evoco la oscuridad casi negra de esa noche. Y nada más, ni un solo detalle. Ni siquiera mi emoción, o decepción, después de lo ocurrido.

Por qué hay cosas que puedo volver a recordar con asombrosa claridad, como el aroma del expresso que preparaba, el color del tabaco de su pipa o sus apasionadas y largas disertaciones en torno a la maestría de ese cineasta ruso que tanto admiraba. Mientras otras parecen haber sido borradas por completo de mi mente, sepultadas bajo el peso de imágenes y sonidos, perdidas entre las sombras del tiempo. Muchas veces, doliéndome del enésimo fracaso en mi intento por revivir aquella noche, he llegado a pensar que soy víctima de una mala pasada de mi mente, la cual se niega a proporcionarme ese pequeño placer, esa inicua dicha de volver a sentir su piel algo rasposa y aspirar su aroma tan especial -mezcla del propio y de la colonia a que era afecto-, sólo para afianzarme esta duda que con el tiempo ha ido creciendo más y más, hasta llegar a atormentarme con la sospecha de que nada de lo recordado: café, charlas, largas caminatas ni ninguna otro momento compartido, ocurrió en verdad. Y que él, con su bien cincelado rostro, su camisa azul plumbago y su eterno gazné en tonos grises, sólo es una creación de mi imaginación y que por tal razón se niega conmigo la reconstrucción de ese añorado encuentro amoroso, el cual yo juro y perjuro ocurrió en una noche de estremecedora oscuridad, sobre su antigua cama de hierro y mientras afuera, los rugidos del cielo deshaciéndose en forma de torrencial aguacero acallaban nuestros gemidos…





Fotografía: André Kertèsz, Distorsión no. 60 (1933). Colección Centro Georges Pompidou

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23 comentarios:

La abuela frescotona dijo...

SI TU LO DICES...OCURRIÓ
MUCHAS COSAS PUEDEN PROVOCAR LA AUSENCIA DE LA IMAGEN DEL MOMENTO EN CUESTIÓN,CUALQUIERA FUERA, INCENTIVA LA BÚSQUEDA, QUE POR CIERTO DEBE SER MUY ENTRETENIDA.
ABRAZOS MARICHUY

virgi dijo...

Me has emocionado, Marichuy.
Es bellísimo.
Ocurriera o no, tienes una capacidad maravillosa para que yo te vea con él, a través del cristal y de la lluvia.

Canalla dijo...

A veces, lo escrito termina por ser tan o más real que lo vivido, porque evoca en el lector partes de su vida de otra forma confinadas al olvido. Por eso leo, porque las revivo.
Menos si todo es ficticio: ahí el encanto es el hallazgo de otros mundos, que quizá no dejarán de ser distantes, pero sí ajenos, tan pronto los recorremos. Un beso.

QUANTUM dijo...

[Bolero]

¡Me dais la muerte y queréis que yo viva! ¡Destruís mi esperanza y, al mismo tiempo, la reanimáis! No, no moriré…
¿Imagináis cómo es el tiempo que transcurre lejos del ser amado? ¡En el que no se puede oír su voz, en el que no se puede gozar de su mirada! ¿No es pedir a un hombre que exista separado de su alma?

(Donatien Alphonse François)
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Tú, mi mar:
Ya tenemos la historia, el guión, el lugar; incluso contamos con el soundtrack. Así pues, seamos directores y protagonistas de nuestro propio film… Esperaré con paciencia el tiempo para consumarnos.
Hace un año te dije que si hay una realeza en las letras, tú eres parte de ese linaje; siendo mi pluma tan sólo una plebeya. Tú escribes y yo te leo, me dejo llevar; me hechizas, me encantas. He de confesarte que cuando te escribo no sé cómo es que lo hago, pero lo hago. Y es que tú pones una imagen y yo simplemente comienzo a imaginar:

Quisiera ser como una de tus ideas y llegarte de improvisto en la ducha justo cuando estás debajo de la regadera, tomarte firmemente por tus caderas y acariciar con mi firme erección tus muslos; en lo que mi mano se desliza de tu pubis hacia tus ricas tetas y viceversa. Voltearte, morderte y penetrarte; así sintiendo cómo me como tu rico durazno hundiéndome en el.

Tú, mi hembra; excitas mi mente, mi cuerpo y mi ser. Caliente, así me pones. Y estos pensamiento cochinos sobre ti me hacen pedirte que me invites a pecar; quiero revolcarme en tu amor, quiero revolcarme contigo… Quiero cogerte en este instante.

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Dos seres de sexo diferente, que el instinto del placer los acerca, deben, pues, entregarse a gozar del placer en toda la extensión de que sean capaces, buscando la forma de hacerlo más intenso y mejor, y reírse de lo que se llama “las consecuencias”, porque estas consecuencias no son en absoluto necesarias.
(…) Pero qué nos importa la opinión de la gente fría siempre que nuestras almas, más ardientes y más nobles que las suyas, sepan disfrutar de lo que ellos no perciben.

(El Marqués de Sade)

[Dieu Fumeur De Havanes]

LUIS TORRES dijo...

Muchas veces el tiempo tranacurrido hace que los recuerdos sean engañosos y se enredan con la fantasia, como la niña del "laberinto del fauno" ke definitivamente no tienen velo en tu relato pero por cuestiones de mi mente se me vino a colacion.

Veo que eres muy lectora de Proust, en tu Blog lo mencionas mucho y ahora en este relato tambien.

Saludos...

malbicho dijo...

cuántas sensaciones ocultas en la desmemoria, que de sólo atisbarlas provocan resuellos

regio

Ivanius dijo...

Los trazos de la memoria y travesura son cinceles de la íntima realidad que cada uno de nosotros construimos.

Abrazos edificantes.

Pelusa dijo...

Querida Marichuy.
Mi parte pragmatica, que necesita muy poco tacto para subsistir, se iria directamente a preguntarle a la otra persona (de tenerla a mano y corriendo todo el riesgo de que me mire como si acabara de llegar de otro planeta) si acaso recuerda aquella noche, y entre los dos completariamos el recuerdo.
Pero hay aun otra parte en mi a la que le gustaria quedarse calladita, y rellenar a gusto ese vacio. Tendria entonces, el recuerdo perfecto. Pero eso me daria cierto miedo... ¿y si la realidad no me regala una oportunidad como aquella, medio real, medio ideal, en el futuro? ¿Y si pongo el liston demasiado alto?
Al final, creo que me quedo con el recuerdo y su vacio, tal y como esta. Puede ser hasta mas divertido. El vacio es una nada creadora. Precisamente por que esta vacia es que pueden nacer de ella mil y una historias.
Un beso!!

MauVenom dijo...

Al final la realidad es lo que contamos y nadie contradice

el pasado transita entre lo que fue y lo que sentimos sucedió aún sin tenerlo claro, eso da forma a la memoria

el pasado se reinventa, se agranda o se hunde en el lodo de una extraña mente que selecciona lo vivo de lo muerto de manera tendenciosa

prefiero pensar que esto que cuentas pasó y no dudarlo

cómo?... esa es la parte de la que no nos acordaremos. Sólo de que llovía afuera.

Besote

marichuy dijo...

Estimados todos

Por una u otra razón, no he tenido chance de contestar sus amables comentarios. Cada vez que me siento frente a la compu con la intención de bloguear (que a últimas fechas se me dificulta por motivos ajenos ami voluntad) no logro terminar el recorrido que pensaba. Espero poder contestarles esta noche.

En tanto, les agradezco la lectura y el comentario

José dijo...

Suele pasar más seguido de lo que creemos, que esos instantes de entrega estén más llenos de brumas e imágenes difusas que de recuerdos nítidos. Y es que la carga hormonal, serotonina, feromonas o todos esos chunches que dicen segrega el cerebro, inhiben, las partes que razonan, piensan y recuerdan y solo canalizan al sentir del momento.
Al igual que la señorita Pelusa, bueno de su parte no pragmática, prefiero el vacío, para evocarlo las veces que yo quiera y llenarlo de mi imaginación, ilusión y emoción de los recuerdos reales o quiméricos.

jejeje,la tentación a inventar una historia o un recuerdo es mucha, vaya que lo entiendo, es bueno que tus letras despierten sentimientos. Habla bien de ellas.

Saludos

jess dijo...

Qué buen texto Marichuy!!!

Una disculpa por haber venido a comentar hasta ahora, siempre que se trata de tus letras, necesito que no haya ningún distractor merodeando mi escritorio.

Esa memoria... es una verdadera tirana.

Pude recrear perfectamente al hombre de tu cuento... su camisa azul plumbago me hizo dejar de sentir indiferencia hacia él.

Ahora sólo muero de curiosidad... ¿quién es ese cineasta ruso que tanto admiras?

Un abrazote mi estimadísima Marichuy!

marichuy dijo...

Querida Abuela

Será que entre las brumas del tiempo, los recuerdos tienden a diluirse y, al mismo tiempo, agigantarse.

Un abrazo y gracias

marichuy dijo...

Querida Virgi

Gracias por tu amable y cálida mirada.

Un beso

marichuy dijo...

Canalla

Cierto: al escribir los recuerdos se reviven; pero en el proceso, también, se reescriben.

Escribir para no olvidar lo vivido.

Lo maravilloso, mágico, milagroso, sería poder escribir lo no vivido (pero anhelado) para que sucediera.

Un beso

marichuy dijo...

Quantum

Dios santo, jamás imaginé que mis humildes letras provocaran semejantes ardores. Lo digo sin falsa modestia ni pudor afectado, aunque sin negar que siempre me he sentido casi (y no necesariamente que me enorgullezca) a un tris de la fresez.

marichuy dijo...

Luis

Lo bueno de tu correlación, es que el film de Guillermo del Toro me gusta mucho. Esa parte de la historia, la conexión que establece la niña entre las historias de hadas que lee y su entrada a un submundo mitad pesadilla mitad ensueño, es de lo mejor.

Saludos

marichuy dijo...

Bichito

La memoria, esa gran traidora como decía George Sand, suele hacer este tipo de jugarretas.

Un abrazo y gracias por tu comentario.

marichuy dijo...

Ivanius

La traviesa es la memoria, creo. Y sí, entre sus travesuras y las nuestras vamos conformando nuestra historia más íntima.

Abrazos

marichuy dijo...

Querida Pelusita

Mi parte pragmática seguramente me orillaría a hacer lo que sugieres, aún con el riesgo de confirmar que todo fue un sueño. Pero como el pragmatismo se me da mal, opto por quedarme con el recuerdo ambiguo, tal vez mejorado por mi tramposa memoria.

Un beso

marichuy dijo...

Mau

De acuerdo. Aunque yo siempre he creído que al traer los recuerdos al presente, salvo contadísimas excepciones, siempre los mejoramos. Digo yo, si uno ha de rellenar los huecos de la memoria, no va a hacerlo con pringas de fango… será más bien con lo contrario.

Beso

marichuy dijo...

José

Vaya que los efluvios hormonales y pasionales obnubilan todo... la realidad, el presente el pasado y en un descuido... hasta difuminan el futuro.

Saludos

marichuy dijo...

Jess

Ese color, algo extraño, me fascina; en mucho porque lo asocio a la melancolía. Si los colores pudieran ser descritos en una sola sensación, al azul plumbago le correspondería melancolía.

Gracias por tu empatía con este relato.

El cineasta ruso era Andréi Tarkovski, creador, entre otras, de la original ‘Solaris', película que refriteó Steven Soderbergh, con la complicad de tu amado George Clooney (Tarkovski murió de cáncer y, tristemente, en el exilio: está enterrado en Francia, muy cerca de donde yace mi amadísimo Rudolf Nureyev, en el Cementerio Ruso Sainte-Geneviève-des-Bois).

Un abrazo