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25 febrero 2010

Luz bajo la puerta




Por MauVenom

La luz bajo esa puerta trae a la memoria su imagen de forma repetida como efecto de estrobo o una secuencia en la que el brillo del departamento enfocaba su pelo castaño y gesto amplio, el recuerdo respeta el aire cinematográfico de esos días fáciles, bien montados. El resplandor del 302 llega hasta medio pasillo. Sonríe al repasar aquel tiempo en el que entraba ahí para no salir hasta la mañana.

Esa mismo efecto fue enigma durante un año en el que no hubo otra señal que esporádicos sonidos a veces de uno a veces de dos, de poco interés para él con su táctica ausente de civilidades, así hasta el día en que la encontró en la entrada del edificio, subieron escaleras uno atrás del otro sin palabras o miradas, llegaron al corredor y sus puertas perdieron anonimato.

Se sabe afortunado pues no es atractivo, más bien común, ella algo vio o tal vez quiso aliviar con disimulo algún pasado, como haya sido el turno pasa sin reclamos.

Huele su mano en un acto instintivo, sus dedos contra la nariz recuerdan aquella rutina en la que desnudo se le acostaba encima y la besaba, la mujer competía por dominar usando la presión de su cuerpo para provocarlo, él descubría espacio y deslizaba su mano hasta esa entrepierna para sumergirla como si al hacerlo se fundiera, olfateaba sus dedos húmedos comprobando y la urgencia se volvía poco manejable, prisa por entrar a vaciarse, trataba sin embargo de extender el rito embarrando el acre líquido contra su boca dando al gusto lo que antes fue esencia para terminar perdiendo la sensual distancia y hundir el rostro entre esos muslos repetidos, fascinantes.

Huele su mano como si algo de eso hubiera quedado para siempre, se ríe por la tontería con genuina gratitud.

Esa luz bajo la puerta que hoy pertenece a no sabe quien aún provoca fuego en el abdomen pero así el bienestar de saber que en un mundo de lacónica fortuna hay amores tan honestos que no alcanzan a doler, añora pero queda invicto pues aquel traidor minuto que casi lo obliga a apelar futuro se rindió al sano mutismo. Acepta sin distorsiones la jornada para usarla adelante cuando el silencio lo convence de que las calles están vacías.

Mira por la ventana y descubre un camión de mudanza, se pregunta si va o llega, se siente feliz, al final siempre hay alguien allá afuera.



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Imagen de la colección Leprosorium



22 febrero 2010

La vida de la Libélula


Por Jolie










Con todas sus verguenzas al aire, una libélula patalea boca arriba en la superficie del agua, lucha en la alberca por volver a su posición, por poner su humanidad en tierra firme y levantar el vuelo. La sacas de la orilla y en cada vuelta que le das le miras. En cuanto sequen sus alas se recuperará y con ligereza se elevará.
Por insondable razón y decisión concertada Amalia no se cayó a la alberca, no se desbarrancó en los angustiosos abismos de las brechas de Kassol ni en las faldas del Himalaya, su destino fue a cumplirse al estrellarse en su propia tierra en el dia feriado en vísperas de año regresando de Cuernavaca

Alguna vez confesó que le daba pena su pareja, le restaba energía disimular su verguenza, se sentía avergonzada de presentarla pero gozaba de sus favores que tanto le inspiraba. Será que cada quién resuelve su soledad como puede, con amores o cariños clandestinos al cobijo de una vida secreta. Es tan corta para las exigencias del cuerpo, que Amalia toma los deleites a pesar del costo: el sufrimiento de dos vidas

Abogada exitosa y Libélula

Deteriorando la opinión que tiene de si misma, esconder un amor roba energía hasta para justificarlo, retacada de areas geográficas, si está en el sur huye del norte, si está en poniente correrá hacia el oriente, esconde su vida porque no es triangulizada sólo esas vidas se exhiben en la vida pública, la que está en los límites de lo permitido, la bien vista por los infinitos seres que solo salen con gente como uno, que tiene carrera como uno o un coche bonito. En esta sociedad lo único que se perdona es el escándalo y basta sólo afrontarlo hasta las últimas consecuencias, pero a ella le falta valor.

Va y viene sola a eventos familiares y sociales esconde a este amor pero se ha aferrado mas de una ocasión entre las sábanas, ella sabe que no será aceptado, ni ella misma lo acepta puesto que va sola a las fiestas, a pesar de que lo que le da es un tesoro que difícilmente se encuentra en muchas vidas oficales tan impecables y no pocas veces aburridas.

A veces al verla imaginé quien sostenía esa sonrisa y la hacía sentir una Reina muchos la acusarían de enredarse con alguien menos que ella otros la escupirían de enterarse que es un pobre diablo sin educación. No es ningún chiste, corre el riesgo de exclusión y castigo social, no se permite poner en peligro su núcleo afectivo.

Han pasado varias semanas sufriendo el dolor de 7 costillas rotas y una cicatriz en el brazo, indirectamente a causa de ese amor, su pequeño corazón no ha sufrido ningún daño, todos se fueron, los cólegas, las amigas del club, las miradas recriminadoras de su família menos él.

-"mi alma intentaba marcharse por ahi" - me dijo abrumada al no tener suficiente maquillaje lancóme en la cara, el día que la fui a visitar al hospital. Sin embargo como dice Coetzee, su alma fue obligada a volver, la encerraron y la cosieron por dentro. El accidente automovilístico en compañía de quien no cumplía los requisitos, hizo que su vida descarrriada quedara a la vista de todos, no entenderán lo que amplió su mundo acercándole a uno que no era el suyo, casi tan cerca ahora de la muerte.

Ella quedó como una libélula: con las patas arriba y las verguenzas expuestas a cualquiera. Mientras estaba en esa curiosa postura lo que menos importaba era precisamente eso. Ya nada importa sino retomar la vida a pesar de todo lo que digan, el quehacer es recuperarse y esperar que el sol aligere las alas, el tiempo soldará las fracturas. Se destapó su vida privada es una libélula en una pequeña orilla de la alberca, a salvo ya en su postura original medio empapada, sus alas están pesadas pero sólo hay que esperar que las costillas rotas y sus tres vértebras colapsadas le devuelvan la libertad.

18 febrero 2010

El acuerdo.

Para M(i)au.



"Tú nunca me dejarás, ni nada podrá separarnos.
Tú eres mi gato y yo soy tu humano.
Ahora y siempre, en la plenitud de la paz."

- Hillaire Belloc






15 febrero 2010

La Era de Acuario.


Por Jess


-“Ese cabrón no deja de llorar mi comandante.”-
-“¿A cuál de los dos te refieres?”-

Mi subordinado volteó a ver de reojo y haciendo una mueca señaló a la nueva escoria de la sociedad que estaba siendo “saludado” por todos los subordinados a mi mando.

He escuchado el llanto de todos los presuntos responsables que llegan a mi comandancia: lloriqueos de nenitas que son muy hombres cuando tienen un arma y su víctima no, pero en cuanto se trata de soportar el mismo dolor que ellos alguna vez han propinado, ruegan piedad los hijos de la chingada… como si ellos la hubieran tenido alguna vez; o lágrimas mudas de gente sin alma que a ciencia cierta no sé qué pinches hagan en este mundo, no le temen al dolor ni a la soledad, y muy posiblemente, más de uno a mi mando, morirá el día que esas carroñas humanas recobren su libertad y busquen saciar su odio contra la sociedad.

Pero éste era diferente, obviamente había un dolor más fuerte que el que sentía en su abdomen a través de los puños de mis hombres.

-“Voy a pasar con él, graba la conversación.”-, le dije a mi subordinado.

Era apenas un mocoso. Toda una vida arruinada por elegir ser un sicario. No debía ser mayor que mi primogénito, y mi primogénito apenas tenía 24 años. Sus ropas se encontraban bañadas de todo tipo de fluídos corporales del delincuente. Sudor, saliva, orina, lágrimas. Él no dejaba de temblar, y su rostro estaba desfigurado por los golpes que él mismo se asestaba contra la pared.

El Estado debería aplicar la pena de muerte contra el cáncer social que nos aqueja, y evitar a toda costa el delito como modus vivendi.
Nunca he creído en la rehabilitación social de los delincuentes.

Pero al ver la expresión en el rostro de ese joven, tuve el presentimiento de que el arrepentimiento no es un mito psicológico.

-“¿Para quién trabajas?”- Le dije aprovechado que se había calmado un poco.
-“No era mi intención, de verdad no era mi inteción.”- decía mientras volvía a agarrar ánimos para seguir berreando cual vil puberto.
-“¡Deja de lloriquear con una chingada!”- le grité mientras golpeaba con mi puño la mesa- “Allá afuera, hay una mujer muerta por tu culpa, hay un esposo desconsolado y un pobre huérfano que dejaste a la deriva, si tuviste los huevos para jalar el gatillo, tenlos para mirarme a los ojos y decirme para quién putas trabajas o por qué hiciste esa pendejada”.-

No sé qué pasó por su mente, pero al instante subió sus ojos buscando los míos y comenzó su confesión.

-Hace una semana nació mi hijo. Tiene un problema en su columna. Necesitaba trasplante de médula. Eso… eso nunca lo hubiera podido pagar. ¿Usted tiene hijos? ¿Sabe lo que es verlo debatir entre la vida y la muerte? ¿Sabe lo que es la responsabilidad de ser padre? Cuando uno ama a alguien, hace cosas sin pensar en las consecuencias. Hubo un rumor en el barrio. Buscaban a alguien con experiencia. Yo nunca había disparado contra alguien, pero sé usar armas, todos en el barrio sabemos usarlas. Yo no sé quién me contrató. Nunca se sabe quién es realmente el que manda la paga, pero era mucha lana, la suficiente para pagar lo que mi hijo necesitaba y hasta más. Me dijeron que era un niño de cinco años al que debía dispararle, era el hijo de una familia pudiente. No podía entender qué clase de persona mandaría matar a un niño, ni mucho menos qué pretendía lograr con ello. Uno no imagina lo que pasa por la mente de los que mueven y controlan al mundo. Yo trataba de callar mi conciencia pensando en que eran ricos, seguramente tendrían más hijos, o en su caso, podrían volver a tener más. Generalmente la gente rica no ve a los hijos como un ser para amar, sino como una mascota que termina siendo educada por la servidumbre. Y era ese niño o mi hijo. Esta mañana la señora salió de su casa con el niño, se dirigieron a un banco, a la salida el niño se soltó de ella y fue a comprar una golosina, era el momento perfecto para disparar sin fallar desde mi ubicación, pero los nervios se apoderaron de mí, era un niño…. Podría ser cualquiera, podría ser mi propio hijo…. Volteé a ver a la madre por alguna corazonada, no sé cómo, pero ella estaba viéndome aterrada, había descubierto mis intenciones, todo pasó muy rápido, yo debía disparar en ese momento, pero ella ya estaba corriendo hacia su hijo, pensé nuevamente en mi hijo y me arrepentí… pero era demasiado tarde, ya había jalado el gatillo… sólo que lo hice cuatro segundos después de lo planeado. En frente de mí ví gente gritando, tirándose al suelo, pero yo sólo pude ver la sangre brotando del cuerpo de esa mujer que se había interpuesto entre su hijo y la bala…. Ella amaba tanto a su hijo como yo amo al mío……”-, y volvió a llorar otra vez de manera desgarradora.

Nunca he escuchado una confesión verdadera. Todos dicen que no tuvieron nada qué ver o que no dirán una sola palabra hasta que no esté su abogado presente.

Era la primera vez que sentía coraje por haber detenido a un homicida.

Cuando quien debía estar sentado en esa silla, nunca en su vida sentiría remordimiento alguno, ni mucho menos pisaría este sucio lugar.

Me paré de ahí y fui con mi subordinado.

-“Quema la grabación. Que nadie más vuelva a tocar a ese pobre diablo, y cuando se calme, dile que se reserve su derecho para declarar, y que hable con su defensor de oficio.-“.
-“Comandante…. ¿Y qué hacemos con el otro?”.-

Volteé a ver al otro hombre que estaba sentado en la esquina del cubículo.
Estaba ido, sus ojos estaban hinchados de tanto llorar, su traje de marca estaba completamente arrugado.

-Disculpe señor, usted debe ser el esposo de ……amh….. la señora que falleció hoy….. El cuerpo de ella está con los forenses y ……-.

Él subió su mirada, me vio extrañado como si yo fuera un fantasma, se paró de su asiento, dijo algo en voz muy queda, se fue a la calle y se perdió entre las sombras de la noche.

-“¿Qué fue lo que dijo mi comandante?”-
-“Algo muy extraño…. Dijo: “No debía haber terminado así”. Revisa la lista de asistencia, el esposo de la muerta se apellida ....., deja veo en mis documentos.... se apellida Blancarte.”.
-“....., no mi capitán, aquí dice que se apellida Morales, Daniel Morales.”.
-“Qué bonita chingadera, ¿y ese cabrón quién putas es?”
-“No lo sé mi comandante, voy a la base de datos a averiguarlo.”

Yo asentí.
¿Cuántos misterios había detrás de ese asesinato?
Volteé con mi subordinado.

-“¿Qué fecha es hoy?”- le pregunté mientras él tecleaba en su computadora.
-“Febrero doce mi comandante.-“, me contestó él sin quitar la vista de su monitor.
-“¿Febrero? Curioso.”
-¿Por qué mi comandante?”

Yo sonreí levemente, y contesté más para mí que para él:

- Estamos en la Era de Acuario.

11 febrero 2010

Divorcio

Por Mara Jiménez



Una vez fui un ser mágico… ¿recuerdas? Casi un hada que te costaba trabajo mirar. Recuerdo que describías mi brillo como “casi insoportable”. Alguna vez, según recuerdo, con el solo roce de mis dedos bastaba para desatar al minotauro dentro del laberinto de tu libido. Tus manos se volvían anclas que enterrabas en mi piel, como si la eternidad te fuera a encontrar momificado sobre mi cuerpo sonriente.

Recuerdo también que llegaste a describir la fuerza de mis pupilas como titanes invencibles, como una fuente infinita de poder que te impulsaba a cargar el mundo sobre tus hombros como el buen Atlas… y era verdad… un día volteaste el ecuador al norte para que yo pudiera ver la aurora boreal en todo su esplendor, y también recuerdo que de manera impía le dijiste que deslucía ante mi estela.

Alguna vez, todo los olores que de mi emanaban eran tus perfumes predilectos. Retozabas gustoso entre mis senos o lamías con los ojos cerrados los dedos de mis pies para excitarme y volverme loca de risa y de deseo. No me dabas flores, decías, porque nada podía distraer a tu nariz de hundirse en catálogo de mi cuerpo.

Y gracias a que tú me lo decías y yo lo creía, surcábamos los cielos, formando nubes barrocas a nuestro antojo, y cuando fornicábamos como animales en medio de esos vuelos se desataba algún huracán en la tierra, y después decidíamos “hacer el amor” aunque fuera cosa de eros hacerlo, y los campos florecían y la brisa del mar nos mecía acompasadamente.

Todo eso se esfumó.

Todo lo dejaste guardado en la gaveta de la oficina, Zeus.

Hoy me dices que sigo siendo una diosa, que como tal tengo obligaciones. Que debo de dar el ejemplo a los mortales de fidelidad a mi hombre, aún cuando se sepa en toda esta maldita montaña que mi hombre se revuelca feliz con cuanto entrepierna le cruza por delante. Aun cuando al tratar de mirar a mi sexo me encuentre solo con un vientre roto que ha cargado a tus cuatro hijos.

Es por eso que mandé a sentarlas a todas sobre hierros calientes con la piel desnuda, a todas tus amantes, o al menos a todas las que yo conozco; pero no me sentí mejor. Ninguna de mis venganzas se iguala a nuestros incestuosos encuentros, aquellos cuando me hiciste Diosa de verdad, cuando reventábamos al universo a punta de deseo. ¿Lo recuerdas, querido Zeus?

Es por eso que con la última gota de la sangre otorgada por nuestros padres, y con el último aliento de fuerza que la venganza hueca me ha dejado, me voy del Olimpo (maldito barrio carroñero), a buscarme la vida y los placeres que aun puedo tener. A darme gusto por lo que me plazca y por donde me plazca, pero sobre todas las cosas, a no tener que ser un ejemplo para ningún ser mortal o inmortal. Voy a vivir la vida, la mía.

Con esta epístola quedas libre… o mejor aún, más claro: Estamos divorciados.

Alguna vez tuya

Hera.


Imagen que acompaña: Monte Olimpo en Marte





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08 febrero 2010

Junto con el sol

por Ivanius

El hombre en el extremo de la barra pide todas las tardes, casi a la misma hora, un exprés cortado, un cuernito con mantequilla y la cuenta.


La única mesera del café dice que en los tres años que lleva de atender mesas, el tipo aquel jamás ha dicho más allá de un “buenas tardes”.

Ella se interesa por todos y pregunta de todo. Fiel a su curiosidad, ha intentado interrogarlo, amable y servicial, pero él nunca soltó prenda.
Los habituales se reconocen entre sí, aunque él apenas responde con una inclinación de cabeza a los saludos de los demás.

Siempre llega con un libro bajo el brazo; por eso corre el rumor de que es profesor de algo en “la universidad”. También toma notas en una libreta de bolsillo que se ve muy usada y llena de garabatos menudos y oscuros. Tal vez sea novelista o investigador.

La teoría más aceptada es que quizás no habla nuestro idioma, porque es el único silencioso en un café lleno de cháchara y tertulia.

No recuerdo quién propuso descifrar el misterio; lo de las apuestas fue un acuerdo posterior. Como no respondía a recados e invitaciones, alguien sugirió seguirlo, pero siempre se las ingenia para desaparecer, en la misma esquina y a la misma hora, junto con el sol.

Yo estoy seguro de que la clave está en la libreta, pero no tengo el valor de hacerme oír hasta que anochece. Y para entonces ya es demasiado tarde.


"Junto con el sol". Relato de Ivanius. Texto: © Chanchopensante.com. Imagen: Wikimedia Commons.


04 febrero 2010

Freaktal

Fragmented head, Antony Crossfield


Por Canalla


Al principio no podía dormir del arrepentimiento por comer otro bocado, pero pudo más la gula, luego el cansancio, y de pronto viajaba en la parte trasera del taxi. En la esquina un sujeto abrió la puerta y entró apuntando con un arma al exigir dinero al chofer. Sentía alivio al ver que estaba tan ocupado en aplastar sus manos como para voltear. Despertar con el susto, se compensaba al confirmar sin lugar a dudas, aunque con algo de sudor en la frente, que sólo se trataba de otro sueño. Restaba la idea de algo roto en varias partes.

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Conducía el auto dentro de un mal iluminado y largo túnel, sin recordar por qué sostenía el volante con las manos ensangrentadas, prestando menos atención a la carretera que al copiloto y consciente, sin mirar siquiera atrás, de que alguien más viajaba a bordo y veía todo en silencio. Con envidia de su papel como espectador, de su visión de conjunto que podía aportar mayor coherencia a la historia al sentir la tibieza del balazo a un costado y pedir al creador que fuera sueño. Quedaba la noción de ausencia.

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Al final estaba confundido sobre su razón de disparar, pero feliz al ver el contenido de la cartera, a salvo de curiosos al descender, y sostenía con fuerza la barra salpicada de rojo, como su única duda. Había sentido esa mirada detrás de la nuca, casi su respiración. Y al huir entre esas calles sin tiempo de ver, para tan solitaria preocupación ya habría espacio de olvidar cualquier noche, y resignarse a la evidencia de que es el retorcido y fracturado sueño donde, sin remedio, siempre faltan piezas y sobran angustias.


-oooOooo-

01 febrero 2010

Historias de Besos


Por Sonia.

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Callejón del Beso, Guanajuato.

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Callejón famoso porque sólo mide 68 centímetros de ancho y sus balcones están casi pegados uno al otro, se dice que a la distancia de" un beso".

Se le llama así por la leyenda de dos enamorados a quienes sus familias les prohibían verse y ellos se citaban clandestinamente en esos balcones, hasta que fueron sorprendidos por el padre de Ana en el momento de besarse con Carlos y ahí mismo la mató.

Es ya una tradición que todas las parejas que se dan un beso en el tercer escalón (el que esta pintado de rojo) y con ello tienen garantizados siete años de felicidad…sera posible?, como sea es un buen pretexto.


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