Por MauVenom
Esta conversación la hemos tenido antes.O, la he tenido porque tú contestas a
veces y otras me sumerges en el abrumador silencio que remata mi soledad. Pero la
historia siempre igual, la primera vez que me tuviste, sin defensa, me
echaste para no verme en años y ya acostumbrado a no tenerte, cuando no te
conocía y en mi recuerdo nada había de ti, encontraste la forma de hacerme
volver. En el último minuto antes de un 'para siempre'.
Hoy que de nuevo nos hemos vuelto distantes y aburridos, no he dejado de pensar
en ti como sé nunca lo haré. Volveré, como antes fue y de más valor es
aceptarlo hoy que esperar hasta ese día y llenar de nuevo mi alma de confusión.
Porque aunque no te entiendo y taimadamente me has hecho a un lado, siempre
en esta relación resulto absurdamente agradecido, sumiso. Por otro lado cansado
y harto.
Lo que
pasa, creo, es que no he olvidado que cuando joven me entregaste las llaves
de todas mis puertas y abrí cada una hasta conocer lo que quise ser y lo que
no, me dejaste verme en un espejo inquebrantable que aún atestigua que me
hago grande y sobreviven ambos; mi ilusión y mi rencor. No puedo voltear la
cara al hecho de que me hiciste hombre y un hombre que mil veces me ha gustado
ser, el mismo que hoy, templado, se ha vuelto demasiado duro de moldear. Lo
reconozco, me enseñaste a conseguir el placer y a suspirar por la belleza, el
asombro.
Ya te he dado las gracias. Hoy no.
Porque no olvides que me has quitado el ensueño y te llevaste el amor dejándome en el pecho sólo un ansia de confort, de tener seguro lo que
tú me hiciste sentir pero que a cada final te negaste a dar. He alzado una
pared que parece no voy a poder tirar y con cinismo decidiste permutar mi
devoción por esta madurez que hoy nos estorba a los dos para cumplir nuestros
deseos.
¿Ganas algo con esto?.
Porque en algo sí perdiste. Muchos como yo te leen, escriben y te recorren justificando los defectos. Pero hoy ya me aburrí… aunque no te
importará.
Pensando en la razón por la cual mis tribulaciones no se van y dejando de lado
mi razón.
Cuando esté cansado y mi mente no ocupe este lugar. ¿Estarás ahí?.
Relación sí hemos tenido, pero sin justicia ni equidad. Yo tonto llegué a
pensar que eras mía, no fue cierto nunca. Y lo he enfrentado para tomar otro
camino tantas veces como éste se me trunca y un nuevo aviso ofrece algo por lo que pareciera
vale la pena regresar. Y me creo y te vivo. Y terminamos otra vez.
Me has llenado la boca de placer y el corazón de desconcierto. Te has llevado mis
lágrimas como en esas historias que me cuentas y en las que soy el héroe
invencible del último capítulo. Me he sentido amar. Me enseñaste a besar... quizá por eso.
Me diste el regalo de descubrirme sucio y obsceno. Me ofreciste la
contradicción de una certeza religiosa que perdí y no volveré a encontrar. Me regalaste
la imagen y me quitaste el ánimo de seguir al descubrir tu obscuridad.
No me hables de amor, tú no sabes amar... Pero descubro que nada has dicho y mi
impaciencia por tener todo de ti me hizo escuchar palabras donde no.
Entonces, por qué cuando ya lejos, encuentras como continuar.
No eres tú lo primero que sentí, que probé. Eres, sí, quien me tomó y me hizo a
su manera. Una forma que desconozco y sin embargo resulté ser. El monto de tu
rara belleza y tu vulgaridad violenta. Traducción de la palabra Destino en una
condena inentendible. Una pregunta constante que de entrada me niega la
satisfacción de revelar.
Me he sentado en un café con un libro que no he de abrir para verte pasar.
Aprendo cosas y te distingo. Cada cara, toda una crónica, las
sonrisas, llueves... ¿Y yo?. Con un extraño placer por compartirte que es la
parte más excitante de tenerte. Cosa rara, algo entre los dos que no está mal.
Me convulsionas hasta el crimen y de la nada vienes, me rescatas y reinventas una vida al ofrecer encanto que al final se irá, inevitablemente, y
me dejará sin respirar.
Tu ilusionismo me abruma. Me aturde. Me desequilibra hasta perder. Y avanzaré.
De todo el mundo y las cien ciudades que he aprendido a caminar, ni siquiera
fuiste tú la del principio o la de en medio. No sé la del final. Pero resignado
a tu atrocidad, aún sorprendido por tu oferta y reinvención, ciudad, ¿hay quien
te pueda volver a conquistar?. Yo no pude. Estaré pendiente para verlo.
Así va la cosa, lo sé.
Dicen que
uno de los dos siempre ama más. Esta vez me tocó a mí.
Nací en la Ciudad de México
e inmediatamente me alejaron
después regresé
desde entonces este vínculo
de pasión y negligencia
de respeto y olvido
de ida y vuelta
Imagen tomada de la Web
Angel de la Independencia