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16 enero 2014

Cuando yo vine a este mundo / Nicolás Guillén







Cuando yo vine a este mundo,
nadie me estaba esperando;
así mi dolor profundo
se me alivia caminando,
pues cuando vine a este mundo,
te digo,
nadie me estaba esperando.

Miro a los hombres nacer,
miro a los hombres pasar;
hay que andar,
hay que mirar para ver,
hay que andar.

Otros lloran, yo me río,
porque la risa es salud:
lanza de mi poderío,
coraza de mi virtud.
Otros lloran, yo me río,
porque la risa es salud.

Camino sobre mis pies,
sin muletas ni bastón,
y mi voz entera es
la voz entera del sol.
Camino sobre mis pies,
sin muletas ni bastón.

Con el alma en carne viva,
abajo, sueño y trabajo;
ya estará el de abajo arriba,
cuando el de arriba esté abajo.
Con el alma en carne viva,
abajo, sueño y trabajo.

Hay gentes que no me quieren,
porque muy humilde soy;
ya verán cómo se mueren,
y que hasta a su entierro voy,
con eso y que no me quieren
porque muy humilde soy.

Miro a los hombres nacer,
miro a los hombres pasar;
hay que andar,
hay que vivir para ver,
hay que andar.

Cuando yo vine a este mundo,
te digo,
nadie me estaba esperando;
así mi dolor profundo,
te digo,
se me alivia caminando,
te digo,
pues cuando vine a este mundo,
te digo,
¡nadie me estaba esperando!



Imagen y texto tomados de internet


29 noviembre 2013

Teoría de conjuntos / Mario Benedetti






Cada cuerpo tiene
su armonía y
su desarmonía.
En algunos casos
la suma de armonías
puede ser casi
empalagosa
En otros
el conjunto
de desarmonías
produce algo mejor
que la belleza.



Imagen y texto tomados de internet



11 octubre 2013

¿Dónde? / Oliverio Girondo






Por Oliverio Girondo




¿Me extravié en la fiebre?
¿Detrás de las sonrisas?
¿Entre los alfileres?
¿En la duda?
¿En el rezo?
¿En medio de la herrumbre?
¿Asombrado a la angustia,
al engaño,
a lo verde?

No estaba junto al llanto,
junto a lo despiadado,
por encima del asco,
adherido a la ausencia,
mezclado a la ceniza,
al horror,
al delirio.

No estaba con mi sombra,
no estaba con mis gestos,
más allá de las normas,
más allá del misterio,
en el fondo del sueño,
del eco,
del olvido.

No estaba.
¡Estoy seguro!
No estaba.
Me he perdido.



22 agosto 2013

Nocturno mar / Xavier Villaurrutia








Por Xavier Villaurrutia


Ni tu silencio, duro cristal de roca, 
ni el frío de la mano queme tiendes,
ni tus palabras secas, sin tiempo ni color,
ni mi nombre, ni siquiera mi nombre
que dictas como cifra desnuda de sentido; 

ni la herida profunda, ni la sangre
que mana de sus labios, palpitante,
ni la distancia cada vez más fría
sábana nieve de hospital invierno
tendida entre los dos como la duda;

nada, nada podrá ser más amargo
que el mar que llevo dentro, solo y ciego,
el mar antiguo Edipo que me recorre a tientas
desde todos los siglos,
cuando mi sangre aún no era mi sangre,
cuando mi piel crecía en la piel de otro cuerpo,
cuando alguien respiraba por mí que aún no nacía.

El mar que sube mudo hasta mis labios,
el mar que me satura
con el mortal veneno que no mata
pues prolonga la vida y duele más que el dolor.
El mar que hace un trabajo lento y lento
forjando en la caverna de mi pecho
el puño airado de mi corazón.

Mar sin viento ni cielo,
sin olas, desorientado,
nocturno mar sin espuma en los labios,
nocturno mar sin cólera, conforme
con lamer las paredes que lo mantienen preso
y esclavo que no rompe sus riberas
y ciego que no busca la luz que le robaron
y amante que no quiere sino su desamor.

Mar que arrastra despojos silenciosos,
olvidos olvidados y deseos,
sílabas de recuerdos y rencores,
ahogados sueños de recién nacidos,
perfiles y perfumes mutilados,
fibras de luz y náufragos cabellos.

Nocturno mar amargo
que circula en estrechos corredores 
de corales arterias y raíces
y venas medusas capilares.

Mar que teje en la sombra su tejido flotante,
con azules agujas ensartadas
con hilos y nervios y tensos cordones.

Nocturno mar amargo
que humedece mi lengua con su lenta saliva,
que hace crecer mis uñas con la fuerza 
de su marca oscura.

Mi oreja sigue su rumor secreto,
oigo crecer sus rocas y sus plantas
que alargan más y más sus labios dedos.





Texto obtenido de Los Poetas
Imágen tomada de Internet



11 julio 2013

En el Interior del Cielo / Nezahualcóyotl








Sólo allá en el interior del cielo
Tú inventas tu palabra,
¡Dador de la vida!
¿Qué determinarás?
¿Tendrás fastidio aquí?
¿Ocultarás tu fama y tu gloria en la tierra?
¿Qué determinarás?
Nadie puede ser amigo
Del Dador de la vida…
Amigos, águilas, tigres,
¿a dónde en verdad iremos?
Mal hacemos las cosas, oh amigo.
Por ello no así te aflijas,
Eso nos enferma, nos causa la muerte.
Esforzáos, todos tendremos que ir
A la región del misterio.




Material obtenido de Los poetas
Imagen de la Web

13 mayo 2013

Destino / Rosario Castellanos











Matamos lo que amamos. Lo demás

no ha estado vivo nunca.

Ninguno está tan cerca. A ningún otro hiere

un olvido, una ausencia, a veces menos.

Matamos lo que amamos. ¡Que cese esta asfixia

de respirar con un pulmón ajeno!

El aire no es bastante

para los dos. Y no basta la tierra

para los cuerpos juntos

y la ración de la esperanza es poca

y el dolor no se puede compartir.



El hombre es anima de soledades,

ciervo con una flecha en el ijar

que huye y se desangra.



Ah, pero el odio, su fijeza insomne

de pupilas de vidrio; su actitud

que es a la vez reposo y amenaza.



El ciervo va a beber y en el agua aparece

el reflejo del tigre.



El ciervo bebe el agua y la imagen. Se vuelve

-antes que lo devoren- (cómplice, fascinado)

igual a su enemigo.



Damos la vida sólo a lo que odiamos





Texto del sito Poemas del Alma

Imagen tomada de Internet

12 marzo 2013

Viaje / Alfonsina Storni









Hoy me mira la luna 
blanca y desmesurada. 

Es la misma de anoche, 
la misma de mañana. 

Pero es otra, que nunca 
fue tan grande y tan pálida. 

Tiemblo como las luces 
tiemblan sobre las aguas. 

Tiemblo como en los ojos 
suelen temblar las lágrimas. 

Tiemblo como en las carnes 
sabe temblar el alma. 

¡Oh! la luna ha movido 
sus dos labios de plata. 

¡Oh! la luna me ha dicho 
las tres viejas palabras: 

«Muerte, amor y misterio...» 
¡Oh, mis carnes se acaban! 

Sobre las carnes muertas 
alma mía se enarca. 

Alma ¿gato nocturno? 
sobre la luna salta. 

Va por los cielos largos 
triste y acurrucada. 

Va por los cielos largos 
sobre la luna blanca.



Texto extraído del sitio Poemas del Alma



03 enero 2013

Vivo sin vivir en mí




Vitral del Convento de Sta Teresa




Vivo sin vivir en mí, 
y tan alta vida espero 
que muero porque no muero. 

Vivo ya fuera de mí 
después que muero de amor; 
porque vivo en el Señor, 
que me quiso para sí; 
cuando el corazón le di 
puse en él este letrero: 
que muero porque no muero. 

Esta divina prisión 
del amor con que yo vivo 
ha hecho a Dios mi cautivo, 
y libre mi corazón; 
y causa en mí tal pasión 
ver a Dios mi prisionero, 
que muero porque no muero. 

¡Ay, qué larga es esta vida! 
¡Qué duros estos destierros, 
esta cárcel, estos hierros 
en que el alma está metida! 
Sólo esperar la salida 
me causa dolor tan fiero, 
que muero porque no muero. 

¡Ay, qué vida tan amarga 
do no se goza el Señor! 
Porque si es dulce el amor, 
no lo es la esperanza larga. 
Quíteme Dios esta carga, 
más pesada que el acero, 
que muero porque no muero. 

Sólo con la confianza 
vivo de que he de morir, 
porque muriendo, el vivir 
me asegura mi esperanza. 
Muerte do el vivir se alcanza, 
no te tardes, que te espero, 
que muero porque no muero. 

Mira que el amor es fuerte, 
vida, no me seas molesta; 
mira que sólo te resta, 
para ganarte, perderte. 
Venga ya la dulce muerte, 
el morir venga ligero, 
que muero porque no muero. 

Aquella vida de arriba 
es la vida verdadera; 
hasta que esta vida muera, 
no se goza estando viva. 
Muerte, no me seas esquiva; 
viva muriendo primero, 
que muero porque no muero. 

Vida, ¿qué puedo yo darle 
a mi Dios, que vive en mí, 
si no es el perderte a ti 
para mejor a Él gozarle? 
Quiero muriendo alcanzarle, 
pues tanto a mi Amado quiero, 
que muero porque no muero. 

Imagen: Wikipedia
Vitral del Convento de Sta Teresa



06 septiembre 2012

De confusiones y un Vencedor Rapaz









Algunas veces buscamos letras, otras, nos topamos con ellas como una insistencia de nuestro destino tratando de evitar que desperdiciemos tiempo. Es así como a pesar de la voluntad de nuestro sistema educativo para odiemos la obra de esta mujer, el camino me orilló siempre a regresar a ella y en diversos momentos ha sido más que mi musa (décima, primera, da igual), mi portavoz. Últimamente, como mantra, no he podido apartar el ‘En dos partes dividida tengo el alma en confusión: una, esclava a la pasión, y otra, a la razón medida’. Hasta podría añadir un tercer desconcierto que sería ‘la necesidad psíquica de trascenderlo todo’ pero es demasiado pedir.

Quiero compartir este poema que me acompaña en caminos bifurcados.




Sor Juana Inés de la Cruz




Dime vencedor Rapaz,
vencido de mi constancia,
¿Qué ha sacado tu arrogancia
de alterar mi firme paz?
Que aunque de vencer capaz
es la punta de tu arpón,
¿qué importa el tiro violento,
si a pesar del vencimiento
queda viva la razón?

Tienes grande señorío;
pero tu jurisdicción
domina la inclinación,
mas no pasa el albedrío.
Y así librarme confío
de tu loco atrevimiento,
pues aunque rendida siento
y presa la libertad,
se rinde la voluntad
pero no el consentimiento.

En dos partes dividida
tengo el alma en confusión:
una, esclava a la pasión,
y otra, a la razón medida.
Guerra civil, encendida,
aflige el pecho importuna:
quiere vencer cada una,
y entre fortunas tan varias,
morirán ambas contrarias
pero vencerá ninguna.

Cuando fuera, Amor, te vía,
no merecí de ti palma;
y hoy, que estás dentro del alma,
es resistir valentía.
Córrase, pues, tu porfía,
de los triunfos que te gano:
pues cuando ocupas, tirano,
el alma, sin resistillo,
tienes vencido el Castillo
e invencible el Castellano.

Invicta razón alienta
armas contra tu vil saña,
y el pecho es corta campaña
a batalla tan sangrienta.
Y así, Amor, en vano intenta
tu esfuerzo loco ofenderme:
pues podré decir, al verme
expirar sin entregarme,
que conseguiste matarme
mas no pudiste vencerme.




Imagen sustraída de este sitio que bien vale la pena visitar




03 octubre 2011

nocturno muerto


Primero un aire tibio y lento que me ciña
como la venda al brazo enfermo de un enfermo
y que me invada luego como el silencio frío
al cuerpo desvalido y muerto de algún muerto.

Después un ruido sordo, azul y numeroso,
preso en el caracol de mi oreja dormida
y mi voz que se ahogue en ese mar de miedo
cada vez más delgada y más enardecida.

¿Quién medirá el espacio, quién me dirá el momento
en que se funda el hielo de mi cuerpo y consuma
el corazón inmóvil como la llama fría?

La tierra hecha impalpable silencioso silencio,
la soledad opaca y la sombra ceniza
caerán sobre mis ojos y afrentarán mi frente.


[Xavier Villaurrutia, Nocturno Muerto]




***
**
*

30 septiembre 2011

Del señor Pellicer


Carlos Pellicer por Diego Rivera 1942


Quedó en mi memoria aquel día en que por destino escuché en la voz de una amiga:  ‘encima de mi pecho, un pequeño letrero que decía: ‘...cerrado por demolición’ / Y aquí me tiene usted pintando las paredes, abriendo las ventanas’,  palabras líquidas que me invadieron y salté para interrumpir el espontáneo recital con el propósito de  preguntar de dónde había salido aquello.  Ahí y no antes, supe que en un descuido cierta poesía podría transformar mi estado, peor aún, disolver el cromo que me cubre invulnerable.

Tiempo después, aquella misma persona me mostró que en su casa, colgando de una pared, había una reproducción de aquel poema firmada por el autor. Fue intenso.

El viento barre con todo y de esa amistad no queda nada, de aquellos días menos pero de la poesía y del bautismo que fue para mí la obra de Carlos Pellicer hay un surco grabado a fondo. En agradecimiento al autor, a la circunstancia y con esperanza de que alguien más toque fondo es que reproduzco esto.


En este asunto del amor...

En este asunto del amor, que a veces,
uno quisiera
que no acabara nunca de empezar,
parece que alguien dice:
“¿Dios es eternamente joven?”

Es tanta la alegría, que uno ignora
catástrofes y duelos.
Usted dice que sí a toda
la enorme y tan humana tontería.
Sólo hay un pensamiento,
sólo una idea sola
que es multitud, y uno quisiera
leerlo todo con los ojos cerrados
y no tener noticias de uno mismo,
ni recuerdos de nada ni de nadie;
un ágape de luces
a través de las horas inmortales.

Yo había puesto
encima de mi pecho,
un pequeño letrero que decía:
“Cerrado por demolición”.

Y aquí me tiene usted pintando las paredes,
abriendo las ventanas,
adornando la mesa con la flor amarilla
con que paga el otoño sus encantos.

Nadie te dijo, amor, que yo existía.
El amor es silvestre,
uno lo encuentra en todas partes;
en los días sin cielo,
en las tierras sin flores,
lo mismo en la mañana que en la tarde.


Copyright © Derechos reservados del titular. 



Tuve la suerte de encontrar este poema que amo en el sitio Palabra Virtual, voz y video en la poesía iberoamericana. 


Aquí además, un audio en el cual la actriz Pilar Pellicer (sobrina del autor), recita este poema.






Poema, audio e ilustración son propiedad de sus autores o herederos o titulares de los mismos.



12 noviembre 2010

destiempos y décimas musas



Escribir a pesar de todo, pese a la desesperación. No: con la desesperación
(Marguerite Duras, Écrire. Gallimard, 1993).

Pero al final no fue posible. Y no fue la desesperación quien venció, no competimos ella y yo. Fue algo más prosaico e irrebatible: el tiempo. Implacable e inexorable como sólo el puede ser, el tiempo me alcanzó antes de poder cumplir con mi sencillo cometido de relatar alguna historia aquí. Y ante ello, en vez de hacer mutis y fingir que no pasa nada, decidí decirlo así sin falsas excusas ni eufemismos: no hubo historia que contar. Es decir, historias hay muchas, siempre las hay. Como vuelve a decir Madame Duras en Écrire: todo escribe a nuestro alrededor. Pero alguien tiene que contarlo, relatarlo, que solo no lo hará y he ahí la falla, mi falla. Dicho esto, no me queda más que disculparme con los lectores de este blog y con mis compañeros del mismo. Y de una vez, ya que estoy ocupando un espacio y para terminar de romper con las formas, haré algo que no debería: subir un texto ajeno; en este caso un poema. La razón, o pretexto sí así lo quieren ver, es simple: hoy 12 de noviembre se celebra el 359 aniversario del natalicio de nuestra máxima poeta mexicana. Sor Juana Inés de La Cruz. Mujer luminosa y sensible de quien otros que sí saben ya han dicho bien, en especial el poeta Octavio Paz (en Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe, libro ampliamente recomendable si la vida de Sor Juana Inés de la Cruz les interesa), así que yo sólo me limitaré a celebrar su cumpleaños con un poema suyo.




Este amoroso tormento 
que en mi corazón se ve, 
se que lo siento y no se 
la causa porque lo siento 

Siento una grave agonía 
por lograr un devaneo, 
que empieza como deseo 
y para en melancolía. 

y cuando con mas terneza 
mi infeliz estado lloro 
se que estoy triste e ignoro 
la causa de mi tristeza.  

Siento un anhelo tirano 
por la ocasión a que aspiro, 
y cuando cerca la miro 
yo misma aparto la mano. 
Porque si acaso se ofrece, 
después de tanto desvelo 
la desazona el recelo 
o el susto la desvanece. 

Y si alguna vez sin susto 
consigo tal posesión 
(cualquiera) leve ocasión 
me malogra todo el gusto. 

Siento mal del mismo bien 
con receloso temor 
y me obliga el mismo amor 
tal vez a mostrar desdén.



[Sor Juana Inés de la Cruz
12 de noviembre de 1651-17 de abril de 1695]




Post Scriptum: aquí encontrarán un par de textos que pueden resultar de su interés, sobre la obra de la poeta mexicana Sor Juana Inés de la Cruz y Apuntes sobre Sor Juana o las trampas de la fe

   

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