Todavía recuerdo la manera tan particular que tenía la gente de esta Ciudad para saludar.
Entrecruzaban las miradas, sonreían ligeramente y conforme se iban acercando, la sonrisa se acentuaba más, luego, frente a frente tenuemente hacían una venia y comenzaban a platicar; pero nunca mencionaban sus nombres, porque la gran mayoría, carecíamos del mismo.
Sólo aquellos personajes trascendentales en la memoria de nuestro pueblo eran bautizados posteriormente; de allí sobrevino tu gran nombre: "El que hará cosas enormes.".
Pero tú siempre solías nombrarme al despedirte, tú sin tener nombre, me diste uno; y sin tener potestad alguna me obsequiaste un nombre con el que me he conducido instante tras instante, surtiendo efectos retroactivamente hasta el momento de mi concepción; ya desde el vientre materno, tu nombre y el mío estaban escritos en el libro de nuestra historia.
Has sido la única persona que ha atravesado esa barrera.
Sé muy bien que existen límites que no deberían ser cruzados nunca; generalmente nos provoca pánico el entrar a lo desconocido, y preferimos ese dulce aburrimiento a nuestro alrededor cotidiano.
Por eso me enamoré de Maximiliano.
Él era el claro ejemplo de la Anarquía, no obedecía el orden impuesto por los líderes de la Ciudad, infringió los cánones establecidos en su obituario, retó constantemente las palabras de desaprobación de su progenitor y las miradas suplicantes de su madre; resistió los castigos impuestos a su espíritu brioso, asumió la responsabilidad de todos y cada uno de sus actos; persiguió sus sueños con especial ahínco y frenesí, y se convirtió en aquél que habría de descubrir el camino más seguro para llegar a la Ciudad sin nombre que abasteció a nuestro pueblo las siguientes temporadas.
De allí trajeron semillas nuevas y fauna para alimentarnos y los conocimientos para fertilizar nuestra tierra y volverla más fecunda.
Quien hubiera creído que ese joven inquieto y pensativo, descubriría por sí solo, la manera de arribar a ese territorio descrito por los vientos del Norte.
Quien hubiera dicho que no sólo me hubiera nombrado a mí, sino también a la ruta que va al Sur.
Entrecruzaban las miradas, sonreían ligeramente y conforme se iban acercando, la sonrisa se acentuaba más, luego, frente a frente tenuemente hacían una venia y comenzaban a platicar; pero nunca mencionaban sus nombres, porque la gran mayoría, carecíamos del mismo.
Sólo aquellos personajes trascendentales en la memoria de nuestro pueblo eran bautizados posteriormente; de allí sobrevino tu gran nombre: "El que hará cosas enormes.".
Pero tú siempre solías nombrarme al despedirte, tú sin tener nombre, me diste uno; y sin tener potestad alguna me obsequiaste un nombre con el que me he conducido instante tras instante, surtiendo efectos retroactivamente hasta el momento de mi concepción; ya desde el vientre materno, tu nombre y el mío estaban escritos en el libro de nuestra historia.
Has sido la única persona que ha atravesado esa barrera.
Sé muy bien que existen límites que no deberían ser cruzados nunca; generalmente nos provoca pánico el entrar a lo desconocido, y preferimos ese dulce aburrimiento a nuestro alrededor cotidiano.
Por eso me enamoré de Maximiliano.
Él era el claro ejemplo de la Anarquía, no obedecía el orden impuesto por los líderes de la Ciudad, infringió los cánones establecidos en su obituario, retó constantemente las palabras de desaprobación de su progenitor y las miradas suplicantes de su madre; resistió los castigos impuestos a su espíritu brioso, asumió la responsabilidad de todos y cada uno de sus actos; persiguió sus sueños con especial ahínco y frenesí, y se convirtió en aquél que habría de descubrir el camino más seguro para llegar a la Ciudad sin nombre que abasteció a nuestro pueblo las siguientes temporadas.
De allí trajeron semillas nuevas y fauna para alimentarnos y los conocimientos para fertilizar nuestra tierra y volverla más fecunda.
Quien hubiera creído que ese joven inquieto y pensativo, descubriría por sí solo, la manera de arribar a ese territorio descrito por los vientos del Norte.
Quien hubiera dicho que no sólo me hubiera nombrado a mí, sino también a la ruta que va al Sur.