Por: Jess
Nada, sin mí, no eres nada.
Y yo sin la nada, lo Soy Todo.
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- ¿Confías en mí? – Me dijo él mientras besaba mi cuello y escurría su mano derecha debajo de mi pantalón.
Yo tendida en esa cama y presa de su cuerpo, asentí sin pronunciar palabra alguna.
¿Qué más podía hacer yo en ese momento en el que toda mi familia incluyendo mi propio ego, me exigía seguir con ese hombre al que no amaba?
Cada vez que él me poseía yo cerraba los ojos e imaginaba que era Daniel quien me hacía suya.
Situación que no me hubiera causado conflicto interno, de no ser porque Daniel era socio y el mejor amigo de mi prometido.
Sólo que su cuenta bancaria, nunca hubiera podido liberar todas las hipotecas que mi padre traía a cuestas.
Sí, era un noviazgo por conveniencia.
Mi cuerpo valía rescatar a mi familia de las múltiples deudas que veníamos arrastrando, y poder seguir deslizando mi tarjeta de crédito en todas las tiendas departamentales.
- ¿Confías en mí?— volvió a preguntarme esa noche, exigiéndome así que abriera mis ojos, viera los suyos y contestara expresamente su pregunta.
Abrí mis ojos azules, ví los suyos negros como la noche y brillantes como el día, y en ese momento supe que él era el hombre de mi vida, por todo lo que significaba en conjunto, y Daniel se convertiría en ese amor ideal que todas las mujeres llevamos en nuestro corazón hasta el último día de nuestra vida, más no sería aquél que estuviera tomando mi mano en ese último suspiro.
Ese instante pude percatarme de que yo amaba a dos hombres distintos, y los amaba de diferente manera en mi concepto tan frágil, y quizás superficial y contradictorio para muchos, de lo que es el amor.
Así que no mentí en lo absoluto esa noche en que le dije a mi prometido de manera segura “Sí, sí confío en ti.”, e hicimos el amor una y otra vez.
Nunca más volví a ver a solas a Daniel, ni a responder sus llamadas, ni a aceptar sus regalos anónimos, ni a sostener las miradas que me lanzaba cada vez que asistíamos a eventos sociales mi esposo y yo.
Pero no niego que me dolía en el alma mi comportamiento, y moría de ganas de volver a despeinar su pelo y sentir su torso desnudo contra el mío.
Ni puedo negar tampoco que me sentía feliz de no ver a ninguna otra mujer acompañándolo en los distintos eventos a que acudíamos, ni que moría de celos cada vez que mi esposo me contaba riéndose que Daniel se había tirado a otra prostituta del mismo lugar de mala muerte al que acostumbraba ir, el cual se llamaba “Elise”.
Al poco tiempo de iniciar mi nuevo estatus social de esposa, me dediqué a coleccionar objetos azules.. azules como mis ojos, como el color de la camisa que utilizaba Daniel la primera vez que lo ví, como el lago a orillas del cual contraje nupcias, como el cielo que veía cada mañana al despertar, como la ropa de bebé que me dediqué a comprar para el día en que el evento de la maternidad llegara a mi vida….
Nunca conté con que mi querido esposo tuviera problemas de infertilidad, y que durante mucho tiempo él retó a la ciencia para lograr una semilla en mis entrañas.
Yo prendía una veladora azul cada noche, pidiendo, rezando… rogando por el milagro de la vida.
Nunca podré definir el gusto con el que sentí los primeros ascos y mareos, ni la euforia con la que le dí la gran noticia a mi esposo…
Mis continuas plegarias habían sido escuchadas y de mi cuerpo nació un hermoso varón de ojos azules.
Él se volvió la persona más importante de mi vida.
Las extrañas, atípicas y sobrenaturales circunstancias que rodeaban su concepción, únicamente avivaban el amor que de mí surgía hacia él.
Mi mundo giraba en torno a él, y mis antiguas diversiones de chica socialité desaparecieron en un dos por tres, tomando ahora su lugar, todo lo que tuviera que ver con mi hermoso niño.
Muchos dijeron que yo estaba sobreprotegiéndolo, cosa que realmente me valía un comino, porque su vida era más valiosa que la mía, y si algo malo llegara a pasarle, nunca me lo hubiera perdonado.
Mientras yo me dedicaba únicamente a mi hijo, mi esposo se enfocó únicamente en su trabajo como dueño de su empresa de biotecnología, y comenzó a acrecentar considerablemente su fortuna, y a alejarse como hombre de mí.
Ya no era ese hombre del que yo me enamoré, sino una persona extraña y fría, que a veces, ni siquiera llegaba a dormir a casa, provocando traer a Daniel nuevamente a mi mente en esas noches solitarias.
Dando como resultado que me fuera al cuarto de mi hijo, y dormir abrazada de él para reafirmar mi postura de no buscar a algún otro hombre que no fuera mi esposo.
... Aunque no puedo negar, que cuando la soledad como mujer era insoportable, tomaba mi teléfono y marcaba el número celular de Daniel, únicamente para oír su voz... él sabía que en cuanto él me dijera "¿Elisa estás bien? Porque yo no puedo sobrellevar esta vida sin ti...", yo inmediatamente colgaba el auricular, y volvía al cuarto de mi hijo.
Una mañana me di cuenta que mi esposo estaba apostando toda su fortuna a un proyecto biotecnológico que no me terminaba de convencer: si él triunfaba, se volvería inmensamente rico; si fallaba, todos iríamos a la ruina.
Así que tomé a mi hijo de cinco años, y lo llevé a la institución bancaria donde yo tenía mis ahorros.
Le expliqué como pude, lo que era un fideicomiso.
Le dije que sería como una alcancía para él, con la que podría comprar lo necesario en caso de que un día no tuviéramos dinero para ir a Disneyworld de vacaciones.
Saliendo del banco, mi querubín corrió hacia un señor que vendía algodones, yo sonreí al ver que había elegido uno azul, mientras volteaba obsequiándome una mirada de entrañable amor… Siguiendo un presentimiento volteé a la esquina y ví a un hombre con la cara cubierta y un arma en la mano apuntando a mi hijo, el terror congeló mi sangre, él volteó a verme, y vio mis ojos aterrados y suplicantes, titubeó un poco, y yo corrí lo más rápido que pude para abrazar a mi hijo, su algodón cayó al suelo mientras yo lo volteaba dándole la espalda al hombre encapuchado, oí un disparo, sentí mi sangre hirviendo, el tiempo se detuvo, todo comenzó a borrarse poco a poco, ví a mi niño sano y salvo entre mis brazos, que tomó mi mano con las suyas, y me miraba llorando y diciendo entre lágrimas: “No mami, no te vayas… Despierta mamá… Por favor, Quédate a mi lado…..”…
12 comentarios:
la historia continua y el final de Elisa comprueba una vez más que el amor de madre esta sobre todas las cosas...
el giro de tuerca es lo que me ha dejado con cierta mueca de desconcierto. Jess supongo que tu con max en la mente seguro un dia experimentarás esa cuestión.
y esa experimentación del sentimiento que yo imagino que hace una madre.
yo por lo pronto tengo apagado ese interruptor. (si seré rara tu...)
Jess
Como soy una desalmada (dirían las monjas del colegio donde daba yo clases), me habría quedado con Daniel… o sea, eso de que "repentinamente descubra" su amor por el millonario que va a sacar a su familia de los apuros económicos… sólo lo creo en función de las cuentas bancarias del susodicho, jajá
Y luego hasta me haces dudar; como el marido era "infértil", casi llegué a albergar la esperanza de que la dama hubiera vuelto a los brazos de su amado pobre… aunque sea por una noche, pero con tan buen tino….
Y no; resultó que al final… los sueños (casi) nunca terminan como nosotros quisiéramos
Abrazos mi estimada Jess
Hola, primera vez que te leo por aquí, (soy Pablo), me encanto el texto, felicidades.
Saludos
Te has creado un drama digno de la Pinal o de la Lamarque, me las imagino clarisimo llorando por los rincones por el mal de amores y el trauma del hijo.. No creo que haya un terro mas fuerte que el quede causar ver a tu propio hijo en peligro... no se me ocurre algo peor en la vida...no se, no me lo puedo ni siquiera imaginar, que no tengo hijos, claro, pero de pensarlo me entra hasta escalosfrio =0s
estar con alguien por conveniencia?... que raro se oye.. y que comun es. Sea economica o de cualquier tipo, nunca deja de soprender lo que llegamos hacer los seres humanos por conseguir lo que queremos.
Gran cuento nena... sellado por ti, como te he dicho, con tu estilachooo, que si no lo firmaras, sabria que lo hiciste tu de cualquier manera, a que si. como la prueba del añejo. XD
besitos!
Ana, sí!! mira, me sigues la pista en la historia :) .... y la verdad es que me proyecté un poco en Elisa.... así de intenso es mi sentimiento por un hijo que ni siquiera sé si llegaré a abrazar.
Saludos!
Leia, qué te puedo decir a ti caray... si sueño con el día en que Max me diga "mami" aggghhh mmmm, a su debido tiempo. :)
... nah, no somos raras, sino especiales nena. ;)
Un abrazo!
Querida Marichuy, jaja júrame que dabas clases en una escuela de monjas!! iuuuu será que recuerdo mi infancia en esa cárcel y buaj, buaj! .... sí, nadie creería que era amor lo que sentía Elisa por su esposo, ni ella misma puesto que afirma que era una manera frágil y quizás contradictoria de querer.... quiero suponer que enfrascó su amor reprimido por Daniel en su hijo...
Un abrazo linda!
Paca, hay Pablo perdón si te he confundido de sexo anteriormente.. hasta siento pena, pero gracias por aclarar! y mil gracias por venir a leerme hasta acá! en este blog estoy escribiendo una historia encadenada en cada entrada, pero dándole autonomía a cada post para quien no me haya seguido la pista. Me alegra que te haya gustado!
Un abrazo!
Soniaaaaa!!!! jijiji :P .... bien dramas que soy yo caray! crees que algún día me contraten en televisa o en la vanidades para escribir mis historias de amor inconcluso? jajaja! saaabe, pero sí, la verdad es que yo creo que la pobre Elisa tuvo realmente una vida contradictoria y trató de escapar de la realidad de no tener a su lado a quien realmente amaba... pero bueno, eso le pasa por querer ser socialité, y oye! haaay mira!! me gusta saber que podrías encontrarme sin haber sellado mis letras.. :)
Te mando un abrazototote cumpleañera!!
Gracias por los comens!
Tarde, pero aquí estoy. No cabe duda que tus personajes se especializan en dar vuelta de tuerca, coo dicen, a las situaciones que creemos resueltas. En eso se parecen demasiado (¿qué tanto es tantito?) a la vida real, que se empeña siempre también en sorprendernos fuera de la zona de confort. Sólo nos resta quedarnos, movernos... y vivir. O leer, que en casos como el de este relato, parece ser lo mismo. O tal vez no. ;) ¡Saludos!
Jejeje, Si bueno, soy PAblo CArrillo, por eso lo de PACA.
voy a tratar de leer todo lo que han publicado, pero no creo terminar pronto, son tantos blogs lo que ya sigo, :S y a veces ya no se ni a quien comento.
Saludos y bonito dia.
Jess disculpa por favor la tardanza... pero ya te expliqué
ahora
no te puedo mentir y decirte que tu historia no me causa toda la intriga posible
sin embargo hay un personaje por ahí en relatos pasados que no acabo de ubicar todavía o no lo has reescrito... prefiero no preguntarte y descubrirlo
al parecer en este blog los finales punzantes son costumbre... será lo que nos une... espero que sólo en ficción
"las camisas azules", recuerdo mucho eso.
Besos
Siempre es el maldito dinero!!! jeje, me gusta como juega con su historia, una y otra vez, grato relato.
La historia me ha parecido excelente, contada de impecable manera y aún el inesperado final me ha gustado. Sólo hay un pequeño detalle que me deja un retrogusto amargo.
Daniel. ¿Por qué no podía ser el feliz? Elisa escogió su vida, el tipo de felicidad (y de amor) que más le convenía, pero ¿y Daniel? ¿Por qué el resentimiento, por qué el coraje hacia él? No veo como el rechazo debiera haberlo arrastrado a una vida que no podía sobre llevar sin ella.
Daniel siempre sentiría algo por Elisa, no cabe duda, pero ¿odio? Yo me hubiera inclinado por cariño, nostalgia y, aún, un poco de lástima.
En fin, igual excelente historia.
¡Sonríe!
Perdón, perdón por no haber podido responder con anticipación sus amables comentarios.
Ivanius, huy yo tengo todavía más tardanza que tú snif snif.... no te fijes, yo entiendo a la perfección que no nos pagan por leer blogs ;).... máxime ahora que ando en vil chinga laboral snif snif.. Pero sí, sabes? desde niña me encantan los finales inesperados.... por eso cambio y cambio la manera en que fluye la historia. :)
... De la zona de confort, anoche vi "El Gran Gatsby" y recordé esta historia... la zona de confort realmente pesa muchísimo más que los verdaderos deseos del alma.
Un abrazo!
Pablo, entendido y anotado! que tengas lindas fiestas! :D
Mau, nombre no te fijes capitán! yo sé que andas súper atareado! ;)
Y ..... ya sé a cuál personaje te refieres, ahí viene, ahí viene, :)
.... la pasión en mi mundo, es de color azul. ;)
Besos sucios galán!
gerapo trezoo, siempre es el maldito dinero.... exactamante! pero bueno, cada quien tiene el final que merece ;) y sí, todavía falta más, más, más!
Saludos!
Guapo T., mira!! ubicaste perfectamente bien el sentido de las pasiones de Daniel.... es que déjame contarte un secretito, cada participación mía en este blog (Exceptuando la de Diciembre) van unidas entre sí, cada entrada cuenta una perspectiva diferente, así que algún día, cuando sea el turno de Daniel, aclararé el por qué de su odio ;)
Muchas gracias por tu seguimiento!
Un abrazote!
Gracias por sus comens!
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