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07 enero 2014

EL ARTE


El poeta es un fingidor
Fernando Pessoa


Pausa.
Callar a intervalos,
dejar ir por pedacitos
la palabra.

¿Dónde encontrar
ese espacio mudo?
Aprender a leer los silencios,
dejar que la noche
llegue sin ningún ocaso.

¡Pero esta sed!
Estos labios resecos,
de grietas hasta el alma,
de pausas.

Entonces la fe,
tú, a veces luna.
Entonces el agua brotando
y la vida que se vierte
sin demora sobre las manos.

Y esta luz que se apaga.

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